lunes, 28 de marzo de 2011

A DÁMARIS, NIÑA ECUATORIANA

¡Amiga “vieja” de mi vida!
¡hoy cumples cuatro años de existencia!
¡Yo ya tengo mi vida consumida,
bajo el amor de Cristo y Su Clemencia!
Yo conozco tú amor, puro y sincero,
yo conozco tus besos y caricias,
yo conozco a la niña que más quiero,
yo conozco tus lloros y sonrisas.
¡Hoy me has hecho llorar! ¿Por qué sería?
Es que veo en tus ojos, que me hablas
con tú ternura santa, que es pura poesía,
que despiertan en mí, caricias ya olvidadas.
Siempre preguntas, y sigues preguntando.
Yo no puedo mentirte en mis respuestas;
pues las mentiras, son pecados muy graves,
que tuercen los caminos y cierran puertas.
Niña querida, dulce fiel e inocente,
ama a tus padres con todo el corazón,
y estudia mucho y juega con los niños,
que sois el futuro de otra generación.
Protege a tú hermano, por ser más inocente,
cuídalo con mimo, y con todo tú esmero,
y seguir creciendo como las palmeras,
y cantar canciones igual que un jilguero
que en las primaveras, cantan para el Cielo.
¡Gracias niña hermosa por tus oraciones,
que llegan al Cielo y a los corazones
de los que sufrimos, por muchas razones!
Juega con Anita y con tus muñecas,
juega con tus padres y quítales penas.
Tú naciste lejos -en tierra ecuatoriana-
cuando en España, ya era primavera,
cuando las flores tienen sus fragancias,
aunque el otoño trae sus quimeras.
Que Dios bendiga a toda tu familia,
y sigue orando por todos –diariamente-
pues el Señor escucha tus plegarias,
por tratarse de un alma tan pura e inocente.

¡F E L I C I D A D E S ¡

30 Abril del  2.002.
 Cecilio García Fernández

 

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