jueves, 2 de febrero de 2012


Los santos y mártires de los primeros siglos del cristianismo fueron evangélicos.

      El Nuevo Testamento exhorta a los fieles a contender eficazmente, hasta agonizar, según el original de la fe “una vez dada a los santos.” Esto es lo que hicieron los cristianos primitivos, seguros de que lo que defendían era la verdad de Dios, la verdad completa, tal como se hallaba fijada en los escritos del Nuevo Testamento, que llamaban entonces “Memorias de los Apóstoles”. En toda discusión, tanto contra los paganos como contra los herejes, se apelaba a estos escritos como única fuente de autoridad religiosa.
   Los que morían en los circos romanos no lo hacían, pues, por la fe católica romana, cuyos dogmas han sido elaborados a través de los siglos, sino por la fe del Nuevo Testamento, la semilla del Evangelio.
   Los católicos suelen decir a los cristianos evangélicos: “Mirad el santoral romano. ¡Cuántos santos, cuantos mártires, cuantos fieles confesores de la fe tiene la Iglesia Católica Apostólica Romana.”
   Pero esta alegación es absurda y se vuelve contra los mismos que la emplean.
   Santos y mártires los ha tenido el verdadero cristianismo en todos los tiempos; pero la inmensa mayoría de los que la Iglesia Católica Romana  se atribuye no le corresponden en ningún modo en modo alguno.
   No le pertenecen por tradición histórica territorial, porque la mayor parte de ellos corresponde a iglesias cristianas que pasaron a depender de la jerarquía eclesiástica de Constantinopla, no de Roma.
   Tampoco le pertenecen ideológicamente, o sea en doctrina, pues no puede demostrarse que santos y mártires de los tres primeros siglos creían lo mismo que en el transcurso del tiempo vinieron a creer los de Occidente adheridos a la silla Romana.
   Queremos que se nos demuestre que aquellos grandes hombres que la Cristiandad entera reconoce y venera como portaestandartes y testigos de la verdad cristiana, y que se llamaron: san Clemente, san Policarpo, san Justino, san Teófilo, san Gregorio, y tantos otros padres y mártires de la Iglesia:
   Tenían santos en las catacumbas o en sus más antiguas iglesias, les encendían luces, se arrodillaban ante ellos y les ofrecían oraciones.
   Que se dirigían a la Virgen María como su intercesora o le rezaban oraciones aprendidas de memoria.
   Que comulgaban o hacían comulgar a los fieles en una sola especie, tal como siguen haciendo ahora.
   Que confesaban los pecados a un sacerdote, que hurgaba para saber y conocer la vida privada de sus feligreses, hasta llegar a la humillación, en lugar de hacerlo a Dios en secreto.
   Que ofrecían misas por los difuntos, para salvarse con su propio dinero, aunque este hubiese sido mal adquirido.
   Que compraban bulas e indulgencias, que las hay de muy variados precios. (¡Cuántas más facilidades tienen de salvarse los ricos que los pobres!)
   Que celebraban su culto en una lengua desconocida para los oyentes. (Yo he sido sacristán varios años y respondía en latín, aprendido de memoria, sin saber lo que decía tanto el sacerdote como yo).
   Que creían en la infalibilidad del obispo de roma………
   Si nada de esto puede probarse, sino todo lo contrario, ¿no es bien cierto que los santos y mártires de que tanto se ufana la Iglesia Católica no eran católicos-romanos, sino cristianos evangélicos?.
   En efecto, el Evangelio es una gracia divina, libre y gratuita para todo el mundo, que no necesita ningún vehículo humano para transmitirse. Supongamos a un grupo de almas sinceras en el corazón de China o de la India, en cuyas manos hubiese caído un Nuevo Testamento, y que, estudiándolo, llegaran a creerlo y aceptarlo, sin hallarse relacionados con ninguna organización eclesiástica, ni católica ni protestante (caso que se ha dado ya.
 por algunos años en la historia de las misiones; hasta que ha llegado a conocimiento de una estación misionera la existencia de tales grupos). Es evidente que tales personas pueden ser salvas y que, al creer y practicar las enseñanzas del Evangelio constituyen verdaderas iglesias de Cristo sobre la tierra.
   Cualquier creyente que lea, estudie y examine bien el Nuevo Testamento, observará muy pronto que le han metido gato por liebre y que la doctrina de Jesús y los apóstoles se esfumó, quedándose prácticamente con aquellos versículos de la Biblia que no le comprometen y de esta forma como todos los que hemos sido católicos hemos sido formados con el catecismo; pero la Biblia ni nos la mencionaban.(recuerden los 400 años de Inquisición en los que, por tener en casa una Biblia ya te mandaban a la hoguera. La historia está ahí y no se puede negar y los años transcurren y los concilios se suceden, siempre modificando, anulando e inventado, hasta que llegamos a estos tiempos donde todos los católicos reconocen que la Iglesia Católica Romana es un imperio muy fuerte, con un poder económico y político que además de ampararse en Jesús, como hacen todas las sectas, han hecho con las imágenes un buen negocio, aunque el Viejo y Nuevo Testamento advierte a donde van todos los idólatras el día del juicio final.
   Muchas cosas no son en la realidad lo que desearíamos que fuesen. Incluso en la misma naturaleza, raramente encontramos la uniformidad y rigidez de la línea recta. Todo son líneas curvas, ramas que se extienden en formas caprichosas y diversas. ¿Por qué?. Porque la fuerza vital de las plantas tiene que desarrollar y extender sus ramas luchando con los elementos o circunstancias de lugar, clima, tiempo etc. que las rodean; de ahí que, unas ramas crezcan gruesas y otras delgadas, unas largas y otras cortas; otras se entrecruzan y luchan para buscar la luz solar que les da la vida.
   ¿Verdad que también es así en el terreno moral y espiritual?. IGLESIA SANTA, UNA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA. Pero esta iglesia ¿es una realidad?. Preguntémoslo a los siglos y a la historia si así ha sido la agrupación eclesiástica que tiene su centro en Roma; y si puede serlo ninguna de las otras ramas del cristianismo. Sabemos que no.
   ¿Por qué?
   Porque “las Puertas del Infierno, que “no habían de prevalecer contra ella”, que no habían de poder eliminar del mundo la verdad salvadora del Evangelio, no podían dejar, no obstante, de afectarla y herirla.
   No solamente el catolicismo romano (pues no se trata de ser anticatólicos, sino amigos de verdad), mas también cualquiera de nuestras mejores iglesias pueden, y están sufriendo, los zarpazos del Diablo, como lo han sufrido de otras maneras, propias de su época, las iglesias de los primeros siglos. Por esto no es de extrañar, no solamente las persecuciones paganas (que con ellas poco pudo lograr el Enemigo), sino los errores, la corrupción o desvío de la doctrina y la corrupción moral del clero, que llegó a su “clímax” en la misma corte papal, según han escrito los mejores historiadores  de la Edad Media.
   Todo ello es el resultado de hallarse la Iglesia de Cristo sobre la tierra, acosada constantemente por un enemigo hábil y astuto, pronto a fomentar la corrupción y el error; ávido de desmerecer la obra redentora del Hijo de Dios y de atraer descrédito sobre los que llevan el nombre de Cristo en sus labios.
   Por eso, la Iglesia de Cristo no puede ser una línea recta desde su fundamento hasta el tiempo presente, por ideal que ello fuera, sino un árbol de ramas curvadas por el gran temporal, luchando con el error y el pecado, buscando la luz y la verdad de Dios, en contra y a pesar de todas las argucias y engaños del Enemigo, y dando testimonio de esa verdad, a pesar de todo y contra todo.
   Esta lucha empieza ya en los tiempos de los apóstoles, aunque en aquellos días, cuando el Espíritu Santo obraba tan poderosamente en la Iglesia, había rencillas, divisiones, errores doctrinales y protestas de retorno a la verdad.
   Por eso, queridos lectores, no decir con tanta simpleza: yo creo, sin saber que es lo que crees. No te fíes de nadie. Vete a las Escrituras y comprueba lo que te dicen y compara con lo que oyes y hacen hombres como tu y yo; pero que se arrogan con todo el descaro que ellos pueden perdonar y con euros salvar. Que poco trabajo cuesta comprobar, con nuestros propios ojos, lo que dicen las escrituras y compararlo con lo que dicen y hacen. Ver la vida que ha llevado Cristo y sus apóstoles y comparar con la opulencia de los grandes mandatarios del clero. Ver el título que tenía Pedro, Juan, etc. y ver los que tienen hoy los que se visten con tanto esplendor, adornando sus cinturas con paños finos de color rojo, según el grado de poder que cada uno tiene. ¿Hay que humillarse ante otro pecador como nosotros y besarle la mano?. Lee la Escritura y hallarás la respuesta. La Palabra de Dios es Vida. y no hay engaño en ella.
   No hubo, ni hay, ni habrá ningún hombre en la tierra que sea infalible, excepto Jesús.
   Cecilio García Fernández

                                                                                               




                                                                                                                            
                                                     
                                                                                      

miércoles, 1 de febrero de 2012


 JUSTIFICADA DEDICATORIA

     En el principio creo Dios el Cielo y la tierra. Génesis 1:1
      La gracia de Dios se ha manifestado para salvación de todos los hombres. Tito 2:
    En las mochilas de los estudiantes de la Suiza francesa se halla un texto algo insólito: Se trata de la dedicatoria colocada en el encabezamiento de una serie de libros de física, elaborados con todo el rigor científico posible. Hela aquí:
      A ti, que creaste todas las cosas.
      A ti, que dejaste en tus obras las señales de tú sabiduría y tú poder.
     A ti, que le diste a los hombres una inteligencia y les permitiste descubrir algunos de los secretos de tú creación.
      A ti, que te revelaste y hablaste por tú Hijo hecho Hombre, hablaste y hablan aún en la Biblia, libro vivo.
      A ti, que ofreces aún a los hombres tu Gracia y tu Salvación, a pesar de la indiferencia y el desprecio del mundo, pese al homicidio de tu Hijo.
      A ti, oh Dios, sea honra y agradecimiento.
      ¿Qué hace éste texto en un libro científico? - se pregunta en un primer momento el lector sorprendido.
      En una época en que los niveles elementales de muchos docentes se esfuerza por inculcar a sus alumnos que la noción de un Dios creador está caducada, nos regocijamos por éste testimonio. Su autor quiso manifestar que en éste Creador halló un Dios de Amor, a un Dios Salvador, a un Dios que habla y a quien se debe de escuchar.
      Ante éstas palabras, escritas sobre las mochilas de dichos estudiantes, más las que figuran en las Escrituras, donde hallamos la grandeza de nuestro Dios, su poder, su misericordia y el amor de nuestro Señor Jesucristo dando su vida por todos, yo no puedo comprender, ni admitir, que los Hijos de Dios, que somos los entregados a Cristo, tengamos que sufrir el desprecio de personas que, por falta de conocimiento, ó por haber caído en las redes del maligno. Te desprecian, se burlan de palabra, gestos y aptitudes poco respetuosamente con las personas que solamente tratamos de ensalzar el nombre de Cristo.
      Jesús, por medio de su Palabra, ya nos advirtió de lo que nos esperaba, por parte de aquellos que no le quieren admitir como el ÚNICO Salvador. A pesar de los desprecios y malas palabras que tenemos que recibir de éstas personas, tenemos el deber y la obligación  de hacer lo que Jesús nos mandó a todos sus seguidores: Id por todo el mundo y `predicar el Evangelio.
      Si el Evangelio nos mandara adorar imágenes, las adoraríamos. El Señor ya hizo su obra; así pues, leamos su Palabra y comenzaremos a conocer a Dios por medio de su obra. Buscar la Verdad y ella os hará libres Son cientos los versículos que advierten lo que significa  adoración de imágenes, llamada “idolatría”. Ya hay bastante idolatría con los vicios y perversiones que existen y que son la esclavitud del hombre. Cuando Dios habla de libertarnos de toda esclavitud, se está refiriendo a todo tipo de cadenas que nos atan y nos prohiben ir a Cristo, el libertador del hombre.
      Efesios 1:20 dice: edificados sobre el fundamento de los Apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.
S. Lucas 1:46, 47 y 48: Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador, porque a mirado la bajeza de su sierva; pues aquí, desde ahora me dirán Bienaventurada todas las naciones.
      Eso es lo que le corresponde a María, ni más ni menos; pero que hombres pecadores se interpongan para anular las palabras de Dios  y pretendan imponer las suyas propias, es una aberración.
      Sí María llama a su Hijo su Salvador, cuando todavía lo tiene en su vientre, ¿cómo se atreven hombres pecadores (lo somos “todos”) a glorificarla y adorarla más que al mismo Hijo?  ¡La necedad del hombre es la causa del comportamiento humano!
      S. Lucas 6:46. ¿Por qué me llamáis Señor y no hacéis lo que yo digo?
      Como vemos, Jesús insiste y no se cansa de repetir, que andemos en obediencia y que no hay más Dios y Salvador que él.

Cecilio García Fernández.
San Martín de Podes
No recuerdo el autor de la parte superior de éste escrito, ni tampoco de dónde lo copie.

MI SEGUNDO PUEBLO

Vivir en Salinas
vivir en el Cielo,
vientos de Levante
en la mar que veo,
vientos del Nordeste
sin un aguacero,
mujeres bonitas,
las miro,  las veo;
pero pasa el tiempo,
hay que ser sincero,
todo se termina,
lo hermoso y lo feo;
mas, Salinas sigue,
tal como la quiero,
mi vida me dice,
 hay mil desconsuelos;
pero hay ilusiones,
comentan, lo creo,
pues la vida es corta,
yo corta la veo,
mas trae  mensajes
de nuestro Cordero,
bendito mil veces,
ya que en él yo creo,
creo en sus palabras,
y en lo que no veo.
¡Niños mueren de hambre!
y sobra alimento.
¿Tenemos conciencia?
pregunté hace tiempo;
sí; pero dormida,
y esto no es cuento.
¡Muchas nubes negras!
¡también hay tormentos!
Ya vuelvo a Salinas,
pues la llevo dentro.
¡Qué pueblo tranquilo!
la gente en silencio,
andan por las calles,
parecen contentos,
el domingo a misa:
Entran en el templo,
rezan, los que rezan,
hablan en silencio,
tristes, ó contentos;
el cura es muy noble,
les habla de cosas,
para dar consuelo.
Vivir en Salinas
vivir en el Cielo,
vientos de Levante
en la mar que veo,
vientos del Nordeste
sin un aguacero,
mujeres bonitas,
las miro,  las veo;
pero pasa el tiempo,
hay que ser sincero,
todo se termina,
lo hermoso y lo feo;
mas, Salinas sigue,
tal como la quiero,
mi vida me dice,
 hay mil desconsuelos;
pero hay ilusiones,
comentan, lo creo,
pues la vida es corta,
yo corta la veo,
mas trae  mensajes
de nuestro Cordero,
bendito mil veces,
ya que en él yo creo,
creo en sus palabras,
y en lo que no veo.
¡Niños mueren de hambre!
y sobra alimento.
¿Tenemos conciencia?
pregunté hace tiempo;
sí; pero dormida,
y esto no es cuento.
¡Muchas nubes negras!
¡también hay tormentos!
Ya vuelvo a Salinas,
pues la llevo dentro.
¡Qué pueblo tranquilo!
la gente en silencio,
andan por las calles,
parecen contentos,
el domingo a misa:
Entran en el templo,
rezan, los que rezan,
hablan en silencio,
tristes, ó contentos;
el cura es muy noble,
les habla de cosas,
les da su alimento.
El cura predica
lo que lleva dentro,  
salen confortados,
algunos contentos,
repiten palabras
con algún lamento,
cosas que la vida
nos da de tormento.
Sin Dios no se vive,
yo le llevo dentro,
pues Cristo me ha dicho
que yo soy su templo;
porque él, nunca habita
de muros a dentro,
donde todo es piedra
y algo de cemento.
Limpiemos su casa,
porque es, su templo,
donde solo habita
nuestro Dios Eterno.
¡Creamos a Cristo,
Jesús no es un cuento!
¡Cuántas ilusiones
llevamos por dentro!
Cuando yo eran niño
todo eran lamentos,
comías con ganas,
si había alimentos,
las guerras malditas
no dan nada bueno.
¡Ganamos la guerra!
¡Todos muy contentos!
¡Todo son mentiras!,
historias, mil cuentos,
el hambre te ataca,
se come excremento,
y nuestra conciencia
muy sucia, por dentro,
Jesús nos observa
y no está contento.
¿Si fuesen tus hijos?
¡Sería otro cuento!
Él no hace acepciones,
ni vivió del cuento,
dejó sus palabras
que las lleva el viento;
pero ha de juzgarnos;
mas yo estoy contento.
  
Cecilio García Fernández.
Salinas





les da su alimento.

JUEGOS DE ESCUELA -San Martín de Podes-

   Ahí os mando unos juegos
con la mejor intención,
que sale del corazón
de uno que ama vuestra tierra;
y aunque muchas veces yerra,
en  otras  tendrá  razón.
   El ajedrez  ennoblece
y despierta nuestra mente,
que es vida, y también  fuente
para resolver problemas,
y a veces quitan las penas,
aunque nunca de repente.
   Las damas, y hablo de juegos,
tienen  su  miga  también,
y  esto lo digo  por  bien,
porque nos rompen el seso,
pues jugar es como un beso,
que das a tu esposa fiel
   El parchís, nos entretiene,
y es juego de relaciones,
que une muchos corazones,
si no tienes mal perder;
pues pudiera suceder,
que tenga las dos funciones.
    Qué decir de la baraja,
que ya no estuviese escrito,
si quita hasta el apetito,
pues nunca quieres dejarla,
que es tanto como olvidarla,
y eso sería un gran mito.
   Con la baraja haces juegos,
que causan la admiración;
porque  tiene su razón,
en  la  gran  habilidad,
y a veces con la maldad
hacemos  algún  borrón.
   Con el ajedrez, no hay trampas
 y excita poco a la gente,
por que es un juego exigente,
que se gana con  talento,
y aquel que no esté contento,
es que es un intransigente.
Estimular a los niños.
Que jueguen al ajedrez ajedrez,
y observaréis, que tal vez,
dejan de hacer travesuras,
e imitarán a los curas,
o cualquier hombre de bien.
   Los niños son inocentes;
pero aprenden las  maldades,
los odios y vanidades,
que cosechan en su entorno,
y esto es igual que un horno,
que trae calamidades.
   Jamás saldrá un niño noble
con padres mal educados,
pues les crían muy mimados
creyendo no hacer el  mal;
pero  mira a un animal
cuando ya está bien domado.
   Un niño, no es responsable
de una enseñanza mal hecha,
fruto de mala  cosecha,
que ha sembrado el labrador,
y nos causa gran dolor
que no luchen en la brecha.
   Reprenderles con cariño
y  no  darles  la  razón,
si observáis que el corazón
os dice que están  mintiendo,
porque hay un discernimiento,
fuente  de  la  inspiración.
   Si los niños salen tercos
y andan por malos caminos,
que no paguen los vecinos
esa  mala  educación,
que ha heredado el corazón
por consentir tantos mimos.
   Dejar jugar a los niños
cuando  han hecho los deberes,
y así, dirás que les quieres,
al  familiar  y  al  vecino,
pero  apártale  del  vino,
y  también de las  mujeres.

Cecilio García Fernández  -1-10-04 
San Martín de Podes















JESÚS EN NAZARET


 SAN MATEO 13:53, 54, 55, 56, 57 Y 58: Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas se fue  de  allí. Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y éstos milagros? ¿No es éste es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas  estas cosas?  Y se escandalizaban de Él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos




Las religiones  paganas, dicen que no tuvo hermanos;
pero la Biblia no miente, mis queridos ciudadanos.
Claro que, antes la Biblia, la tenían  prohibida,
y nadie podía leerla, salvo jugando la vida.

Jesús leía la Biblia, con apóstoles y hermanos,
y siempre mandó leerla, incluyendo a los romanos,
ya que la fe en el Señor, nos entra por la lectura,
y por oír la Palabra, con mucho amor y ternura.

Los escritos de los hombres, que viven equivocados,
jamás debe ser leídas, para no ser sus esclavos.
Las Sagradas Escrituras, son de pura inspiración,
Léelas con gran cariño que en ella está la razón

Además de la Escritura, practica bien la oración;
pero, como mandó Cristo, con toda la devoción.
La oración, es solo al Padre, en el nombre de Jesús.
El decir palabrerías, es abandonar la cruz.

Jamás reces a los muertos. ¡Que no te tomen el pelo!
Hay que orar; pero a Jesús, el que murió en el madero.
Tú, cuando quieras orar, ciérrate en tu aposento;
 háblale al Señor, muy claro, y Él te responde contento.

Solo son puros creyentes, los que siguen a Jesús,
y además, todos son santos, y están muertos en la cruz.
Los que seguimos a Cristo, somos santos de verdad,
y quien los nombra a dedo, el Señor lo juzgará.

Dios oye las oraciones, si vives en obediencia;
y si adoras una imagen, pesa sobre tu conciencia.
La idolatría es pecado, dicho por nuestro Maestro.
Si no haces caso de Cristo, considérate ya un muerto.

No valen las “penitencias”. Cristo no las necesita,
ni tampoco las pidió. Eso es flor que se marchita.
No valen las procesiones, detrás de un tronco tallado.
Vosotros, seguir a Cristo, del que estoy enamorado.

Salinas, 29 Julio 2.000
Cecilio García Fernández



JESÚS EL MARTIRIZADO