JUSTICIA
Sé que escribo versos “duros”,
que a todos no
satisfacen;
pero todo aquel que
la hace,
también la debe
pagar,
pues es muy fácil
callar,
lo que no nos
satisface.
Vivimos como podemos,
en éste mundo
embustero;
donde siempre es lo
primero,
tener el “pienso”
abundante,
porque la lucha es
constante,
para llenar el puchero.
Envidio a los animales,
en cuanto amor y
justicia;
pues no tienen
avaricia,
solo luchan por
vivir.
Nosotros por
conseguir,
una renta vitalicia.
Los animales trabajan
para poder subsistir;
nosotros, todo es
mentir.
¡Que trabajen los
esclavos,
que para eso están
dotados,
para luchar
y sufrir!
Dios nos dotó de talento,
para repartir los bienes;
más no sabes lo que
tienes,
porque existen los
tiranos,
que te roban con sus
manos,
nada más que te
entretienes.
El pobre,
en su orfandad,
de la riqueza es
deshecho,
porque vive muy
estrecho
y no sabe que le
pasa;
pero el debe tener
casa,
iglesia, escuela y
derechos.
Sé que Dios hará justicia,
y no quedará un humano,
que haya sido infiel
tirano,
sin la justicia de
Cristo;
que te llevará al
abismo,
y allí serás un
gusano.
El león vive en la selva,
y la ballena en el
mar,
lo mismo que un
calamar
y el águila
tiene un nido;
y el pobre no tiene
abrigo.
¿A quien puede reclamar?
Yo como
tengo mi fe,
espero que la
justicia
rompa con esa
avaricia
que tiene el
explotador,
que es causante del
dolor,
por causa de su
inmundicia.
¿Por qué defiendo a los pobres
si es luchar contra
corriente?
Eso me
dice la gente
que tiene un buen
corazón.
Yo lucho por la
razón,
pues Cristo es
omnipotente.
Existe un libro muy sabio
que leía Jesucristo;
pero sé que está
mal visto,
porque nos dan mucha
“caña”;
pero a mí, ya no me
extraña;
es cuestión de
fanatismo.
Las palabras son tan sabias
y tan llenas de
verdad,
que descubren mi
maldad
y debo pedir perdón;
pues no existe otra
razón,
que vivir con
humildad.
Yo solo sé denunciar
injusticias
inhumanas;
pero, o pierdes ó
ganas,
ya que corremos
peligro,
de quedarnos sin
abrigo,
por las buenas ó las
bravas.
Todos esos traficantes
usureros y ladrones,
nos parten los
corazones
al ver niños inocentes,
maltratados por las
gentes,
por causa de esos
bribones.
Nadie se sienta ofendido
por decir
estas verdades;
pues hay muchas
vanidades
que atropellan las
razones,
destruyendo corazones,
y dando
calamidades.
Saber todos los ingratos,
que la vida se
termina,
pero hay una luz
Divina,
para aquel que se
arrepiente;
pero observa bien tu
mente,
porque ella lo
determina.
Cecilio García Fernández.
San Martín de Podes
No hay comentarios:
Publicar un comentario