jueves, 4 de noviembre de 2010

A JESÚS DE GALELEA

   Tú apacientas los rebaños,
y ellos te causan dolor.
Ya pasa de dos mil años,
y entre fieles, y entre extraños,
siempre ha existido un traidor.

  ¿Cómo es posible que Judas
Te causara tal dolor,
sabiendo -pero sin dudas-
que entre verdes, o maduras,
se camufla un malhechor?

   Él conoció tus milagros
y durmió, en tú aposento;
Llegó a comer de tú plato.
¿Cómo pudo ser ingrato
un hombre de su talento?

   Tomás, dudó ciertamente
de tú palabra bendita.
Pedro, te niega tres veces,
y tú, sé que te estremeces
mientras el mundo se agita.

   Cuando sanabas -a todos-
Te perseguían con saña;
Te buscaban como lobos,
para matarte, entre todos;
pero no era gente extraña.

   Te coronaron de espinas,
para burlarse mejor.
Causas torpes y mezquinas
que nos llevan a las ruinas,
todo por falta de amor.

   Todos somos como Judas,
nos vendemos por muy poco;
y si alguien tiene sus dudas,
ver como cambias, o mudas,
en este mundo tan loco.

   Diste la vida por todos
y pocos siguen tus pasos;
Luchemos de todos modos,
y no hablemos por los codos
y llenemos nuestros vasos.


   Eres Dios de la Verdad
y a lo bueno, das de paso;
más sufres nuestra maldad,
la envidia y la vanidad,
y de eso está lleno el vaso.

   Yo me siento complacido,
pues tú muerte me salvó.
Sé que no lo he merecido;
mas sé, que estoy redimido,
pues la Cruz me redimió.

   Si amanso mi turbación
y templo bien mi “mollera”,
veré, que no es ilusión,
el fruto de mi razón.
Se lo aseguro a cualquiera.

   Si alguien desprecia a Jesús,
cambiándole por un “santo”:
¿De qué te sirvió su Cruz,
su Santidad y su Luz?
¡Te sirvió para quebranto!

   Todos los “santos” que adoras
por tú ignorancia finita,
al final, tú los deploras,
porque ellos ni ven las horas,
ni tus lágrimas marchitas.

   Las Palabras de Jesús
no pueden pasar jamás.
Son las que nos dan la Luz,
con la Sangre de la Cruz,
si no eres otro Tomás.

    Nos libraste de lo cruento,
nos diste la libertad;
Pero esto no es ningún cuento,
Creer, que luego el lamento,
nos sirve como Verdad.

   Hoy la lucha espiritual
ya casi la ven los ciegos.
Luego, andar con lo vanal,
es penetrar en el mal,
de los malos agoreros.

Cecilio García Fernández


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