miércoles, 1 de febrero de 2012














JESÚS EN NAZARET


 SAN MATEO 13:53, 54, 55, 56, 57 Y 58: Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas se fue  de  allí. Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y éstos milagros? ¿No es éste es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas  estas cosas?  Y se escandalizaban de Él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos




Las religiones  paganas, dicen que no tuvo hermanos;
pero la Biblia no miente, mis queridos ciudadanos.
Claro que, antes la Biblia, la tenían  prohibida,
y nadie podía leerla, salvo jugando la vida.

Jesús leía la Biblia, con apóstoles y hermanos,
y siempre mandó leerla, incluyendo a los romanos,
ya que la fe en el Señor, nos entra por la lectura,
y por oír la Palabra, con mucho amor y ternura.

Los escritos de los hombres, que viven equivocados,
jamás debe ser leídas, para no ser sus esclavos.
Las Sagradas Escrituras, son de pura inspiración,
Léelas con gran cariño que en ella está la razón

Además de la Escritura, practica bien la oración;
pero, como mandó Cristo, con toda la devoción.
La oración, es solo al Padre, en el nombre de Jesús.
El decir palabrerías, es abandonar la cruz.

Jamás reces a los muertos. ¡Que no te tomen el pelo!
Hay que orar; pero a Jesús, el que murió en el madero.
Tú, cuando quieras orar, ciérrate en tu aposento;
 háblale al Señor, muy claro, y Él te responde contento.

Solo son puros creyentes, los que siguen a Jesús,
y además, todos son santos, y están muertos en la cruz.
Los que seguimos a Cristo, somos santos de verdad,
y quien los nombra a dedo, el Señor lo juzgará.

Dios oye las oraciones, si vives en obediencia;
y si adoras una imagen, pesa sobre tu conciencia.
La idolatría es pecado, dicho por nuestro Maestro.
Si no haces caso de Cristo, considérate ya un muerto.

No valen las “penitencias”. Cristo no las necesita,
ni tampoco las pidió. Eso es flor que se marchita.
No valen las procesiones, detrás de un tronco tallado.
Vosotros, seguir a Cristo, del que estoy enamorado.

Salinas, 29 Julio 2.000
Cecilio García Fernández



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