jueves, 15 de septiembre de 2011

JUEGOS DE ESCUELA

   Que tiernos encantos
de aquella -- mi escuela--
las niñas cantando,
jugando a la cuerda,
jugando al “cascayo”
y al corro, todas ellas juegan,
y sus almas santas,
son almas que sueñan,
son almas tranquilas,
tiernas y risueñas,
donde no hay maldades,
pues son muy pequeñas.
Los niños las miran,
porque son muy bellas,
y  tienen  miradas
que son muy risueñas,
los niños, muy pillos,
fruncimos las cejas,
pues las viejas dicen,
¿cuál es  la más bella?
pero  no  lo  digo,
muero de vergüenza,
pues todo se sabe,
la escuela es pequeña.
Las hay vergonzosas,
otras son serenas,
las hay que te miran
sin que te des cuenta,
pues en las miradas,
las guapas, no hay feas,
los  ojos  descubren
lo  que más deseas.
Las niñas cantaban
canciones muy bellas
de cosas que dicen,
aunque sean pequeñas;
canciones  ingenuas
de algo que les pasa;
pero  jamás  llega,
historias  confusas,
historias  de  penas,
que atan a los niños
con grandes cadenas,
pues piensan y sufren;
aunque no hay condenas;
pero hay corazones
y hay sangre en sus venas,
¡jugar, tiernas niñas,
mover las melenas!
   Ahora que soy viejo,
sientes con tristeza
que nos separaron
de pies a cabeza,
¡las niñas a un lado;
porque hay mil flaquezas!
¡los niños al otro;
porque hay más torpezas!
y existe un peligro,
porque las vilezas
son cosas del alma,
que no son muy buenas.
¡Los niños son hombres!
¡Las niñas son hembras!
¿Pero qué nos dicen?
¿Por qué nos condenan?
Son las religiones,
que atan con cadenas
 al más inocente
que asiste a la escuela,
para conocerse
y estudiar, sin penas,
contando mil coplas,
que todas son buenas,
porque no hay maldades
en almas serenas,
que adoran las flores,
sufren, cuando hay penas,
lloran, cuando lloras,
cantan y florean,
disfrutan hablando
de cosas muy tiernas.
¡Cuando somos niños,
somos primavera,
buscamos caminos
flores por la tierra,
frutas que se comen,
cuando están bien tiernas!
¡Que nadie separe
almas que son tiernas,
dulces como el fruto
que nos da la tierra,
con ojos tan claros
como las estrellas,
pues son criaturas
hermosas, muy bellas,
que alumbran las noches
con paz y ternura,
porque son estrellas!

Cecilio García Fernández
San Martín de Podes


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