jueves, 1 de septiembre de 2011

LA FUSTARIEGA -Sidrería -Verdicio -Gozón-

     Era un sábado de octubre,
fuimos por la carretera,
rodando hasta Verdicio,
cerca del Cabo de Peñas.

    Eloy nos llevó en su coche.
Pasamos por La Reguera.
Subimos a San Martín,
en una veloz carrera.

    ¿Nos dices a dónde ibas?
Fuimos a La Fustariega,
a comer, como Dios manda.
¡y el que manda no es cualquiera!

     Yo “charlé” bien con la gente.
Con amigos de la aldea,
Allí  todo  era  alegría;
pero llegó la quimera.

    Después de comer cabrito,
con un vino de primera,
me vinieron “mis” dolores,
y esto no es la vez primera.

    Por un accidente ingrato,
arriesgue mi vida entera;
son las cosas de la vida,
le  dije a  mi compañera.

    Ahora no valen lamentos,
lucha como hace cualquiera,
lucha  con  ardor y sangre
como una persona entera.

     He quedado tan maltrecho,
por andar siempre en carreras;
pero  doy  gracias  a Dios;
pues la vida tengo entera.

    Al  terminar  la  comida
vino un bajón de tensión,
y  me sentí como un trapo
tirado en cualquier rincón.

    Todos se revolucionan,
y no  les  faltó  razón,
pues estas cosas suceden;
pero fue en  mala ocasión.

     EL Doctor estaba ausente.
 Ambulancia no existía;
más yo al ser muy consecuente,
una  cama  les  pedía.

      En estos casos extremos,
todo  el  mundo se acelera;
pero yo  sé lo que tengo,
¡es lo  que  nadie  desea!

      Como cama no existía,
me cogieron en volandas,
y me metieron al coche.
¡Recupérate y descansa!

      Luego, ya fui mejorando;
pero mi esposa sufrió,
y eso que está acostumbrada,
eso  lo  aseguro  yo.

      Empezamos mal la fiesta;
porque la  vida es tirana.
¡Siempre con la cruz a cuestas;
pero aunque no tengas ganas!

      La muerte me importa poco,
¡lo siento por Josefina!
pero todos, poco a poco,
dejamos  esta  “oficina”.

      Yo como confío en Cristo,
el  único  Salvador,
lo doy todo por bien visto,
aunque me amarga el dolor.

      Doy gracias al personal,
que me atendió con cariño,
¡El caso, no era banal!
Estaba, peor que un niño.

      Gracias os envío a todos,
por vuestro comportamiento
y si en algo he molestado,
.creerme que lo lamento.

      La vida da malos tragos
que llamamos sufrimientos;
porque al  recibir los palos,
luego vienen los lamentos.

 Cecilio García Fernández
San Martín de Podes

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