jueves, 1 de septiembre de 2011

LA ESPERANZA

      Un amigo verdadero

no se conoce en cien años;
por  eso los desengaños
todos vienen de sorpresa.
Jamás sientes en tu mesa
tanto a necios como a extraños.

     Para aprender mucha ciencia
no me hace falta la escuela,
me bastan unas espuelas,
-le dijo el necio al más "sabio"-
luego rezo un buen rosario
y puso en rumbo sus velas.

      No hay escuela como el “mundo”,
ni hay mundo como una escuela,
y aquí, quien no corre vuela,
y no se hay que sorprender,
de que el “sabio” ha de aprender
durante una vida entera.

     Hay hombres que con su ciencia
tienen la cabeza hinchada,
y no les sirvió de nada,
ya que el necio, si no es ducho,
no sabe poco, ni mucho;
si por muy poco se enfada.

      Con la mirada profunda,
vemos si en un corazón
hay un necio con razón,
porque los ojos más puros,
nos sacan de mil apuros
en cualquier mala ocasión.

     ¿Para qué quieres estudios
si es que no te enseñan nada?
Con una sola mirada
el hombre de gran talento,
sabe lo que llevas dentro,
y suelta una carcajada.

      Jamás pongas tu confianza
en un corazón humano,
porque no existe un hermano
que te conceda su herencia,
y esto pasa con frecuencia;
pero Dios es Soberano.


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