Recuerdos, ¡gratos recuerdos
que jamás podré olvidar,
porque la mente es muy sabia,
y no hace más que archivar!
Recuerdo cuando de niño,
y también de adolescente,
iba por agua a la fuente,
y luego, bañarme al mar.
Con bañador en la mano,
y las alpargatas rotas,
corría hacia La Guilera ,
igual que las cabras locas.
Iba con Juan de Francisco,
que Dios le tenga en la Gloria ,
y también con Rufinín,
y todos los de Victoria.
Corríamos como galgos
En frenética carrera,
bajando por La Guilera ,
y luego venía el descanso.
En la arena, pura y limpia,
nos tumbábamos al Sol,
y hoy recuerdo con nostalgia
que la vida es un dolor.
Cuando íbamos al baño,
porque el cuerpo lo desea,
nos zambullíamos todos
en aguas de “mi” Guilera.
¡Adiós Guilera del alma,
que te tengo que olvidar,
porque ahora estoy herido,
y no puedo correr más!
Ahora tengo recuerdos
que ya no podré olvidar;
como han sido los maestros
y maestras del lugar.
Recuerdo con gran nostalgia
la separación de niños,
por no crear amistades
ni activar nuestros cariños.
Entre las niñas y niños
no existió la relación,
por causa de la cultura
fruto de la religión.
Dios no separa a sus hijos;
sobre todo a la inocencia;
porque Dios a todos dijo:
La relación es esencia.
Cuando no te relacionas
no te pueden conocer,
y no tendrás amistades
que te ayudan a vencer.
Que no aíslen más a nadie,
que no causen más dolor,
porque no vuelve la infancia,
que es nuestro primer amor.
Cuando se guardan distancias,
llegan las desavenencias,
propias de malas conciencias
por exceso de arrogancia..
Por falta de relaciones
hay distancias peligrosas,
incluso entre familiares
suelen pasar estas cosas.
Actuemos con prudencia
que somos muy semejantes,
todos con poca paciencia
y bastante dominantes.
No hablemos mal del amigo,
que el amigo es lo mejor.
¿Sabes bien por que lo digo?
¡Porque existe poco amor!
Perdonemos las ofensas
porque todos ofendemos;
ya que nuestra lengua es larga
y muchos no lo sabemos.
La crítica se descubre
y corre muy deformada,
por eso, lo que decimos,
destroza a la gente amada.
Hay que defender al débil;
pues todos le atropellamos,
porque todos somos hombres,
y están sucias nuestras manos.
Bendigo a Pepa del Campo
y también a Generosa,
a Rafaela Benita,
y los de La Polvorosa.
Recuerdo a los de Martín,
y hasta Celesta y Celesto,
también los del Regarín,
y a los de Casa del Puerto.
Recuerdo a los de Boliche
y a Mamina Recaxada,
y a los de Casa El Cantón
y los de La Rebollada.
También recuerdo a Ramona,
que fue una buena Condesa,
aunque trabajó en la Llosa
con mucho amor y destreza.
Recuerdo a todos los viejos;
pero ya no hay más cuartillas;
por eso pido perdón
poniéndome de rodillas.
Recibir todos un beso de,
Cecilio el de Grcía
No hay comentarios:
Publicar un comentario