martes, 30 de agosto de 2011

LA MUERTE

Si vas al tanatorio, por desgracia,
quizás te quedarás frustrado,
por ver al ser que más amabas
dentro de un ataúd, muy bien pintado.

 La marcha es triste y angustiosa,
si partimos sin rumbo conocido;
pues por falta de fe, te habrás perdido,
por mala información, no te has salvado.
.
Los que tenemos ya las sienes plateadas,
ó con mechones muy grises en la frente;
con tristezas, y fría luz en las miradas,
nos vamos extinguiendo lentamente.

¿No existen en tu vida desengaños,
que has podido evitar con armonía?
¿No sabes que sin Cristo, tu agonía,
te llevará a sufrir, por muchos años?

Los fracasos, las penas y alegrías,
los lamentos de la juventud perdida,
que se escapó, igual que un fugitivo;
dejando en nuestro corazón su herida.

Lamentarás el tiempo que has perdido,
esperando subir muchos peldaños,
llevando golpes y más golpes por la vida,
como un niño infeliz de pocos años.

Debemos meditar muy bien las cosas,
pensando en las Palabras verdaderas,
pues la ignorancia, nos pesa como losas,
que te atan a fracasos y a cadenas.

La vida, que Dios a me ha regalado,
debo de administrarla sabiamente,
pues sabiamente, a todos nos la ha dado,
no tratemos de imitar al insolente.

Solo una vez, pasamos por la tierra,
por lo tanto, debemos ser prudentes,
buscando siempre la paz, y jamás guerra,
que por matar, el hombre no es valiente.

Nuestra piel, con arrugas, más los huesos,
llevan dentro metida nuestra historia,
y una vez que nos llevan al sepulcro,
somos polvo, pero el alma, es fuerte y victoria.


Cecilio García Fernández

San Martín de Podes

No hay comentarios:

Publicar un comentario