sábado, 27 de agosto de 2011

MIS NOSTALGIAS

   La Casa del Ferrerín
“tava” detrás  de mi casa,
y ya sabes lo que pasa
cuando uno “ye” rapacín,
vas a casa del “vecín”
para ver como se “amasa”.

   Pachín, ferrando caballos,
“vaques” y también “pollinos”,
bromeaba con los vecinos
que le apreciaron bastante.
Fue sincero y “currelante”,
y amaba a los “rapacinos”.

   Yo he pasado muchas horas
viendo “ferrar” con destreza,
dando golpes, sin pereza,
sobre aquellas “ferraduras”,
que estaban bastante duras.
¡Se necesita entereza!.

    Metía un “yerro”, redondo,
allí dentro del fogón,
luego, con mucho tesón,
cogía una gran tenaza,
y allí, donde esta la brasa,
el “yerro” se transformó.

   El redondo ya está rojo,
listo para machacar,
pero hay que saber moldear.
Pacho fue un buen artesano,
y con martillo en la mano,
nadie lo pudo igualar.

   Daba golpes en el yunque,
sonaban como campanas,
y trabajaba con ganas,
semanas, meses y años,
mas conocidos y extraños
nos llevan, aunque sin ganas.

   ¡Ay si la pobre Mersinda
levantara la cabeza!
¿Vería con entereza
La Casa del Ferrerín?
Donde hay principio, hay fin,
y no es una  sutileza.



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