jueves, 25 de agosto de 2011

¡NOS INVADEN!

      En Ceuta, como en Melilla,
se desgarran corazones.
No me importa las razones;
Por ser muy triste – lamento-
todo lo que ahora os cuento,
sin entrar en reflexiones.

      Por un pedazo de pan
muchos se juegan la vida;
pero ese pan, tiene “miga”,
y la sangre sobre espinos
impresiona a los vecinos,
porque les duele esa herida.

      No quiero entrar en razones,
ni quiero razonamientos;
pero quien sufre tormentos
por el derecho a comer,
no tiene que convencer,
ni me sirven los lamentos.

      Las alambradas son altas;
y los fusiles apuntan;
más hay almas que preguntan
porqué allá en el Vaticano,
llaman al hombre, mi hermano,
y oro, con más oro, juntan.

      Nos hablan de repartir;
pero yo pido justicia;
porque es dura la avaricia,
y yo quiero resumir:
que es preferible morir,
que vivir con la injusticia.

      Somos un pueblo cristiano
amigos de procesiones,
con cultura de visiones;
y al hombre desamparado
lo tenemos mancillado
en todas las ocasiones.

      No predicamos a Cristo
porque Jesús nos humilla.
Es vanidad ir en “silla”,
con guardas de gran “postín”.
Cristo herido en su costilla,
Iba solo en un “pollín”.

   Cruzan vallas con espinos,
cruzan mares con mil penas,
cruzan playas con, cadenas;
cruzan lo que hay que cruzar,
cruzan para trabajar,
cruzan, y cumplen condenas.

   ¿Qué es el hombre?-me pregunto-
pero nadie me responde;
más algo malo se esconde,
porque nadie habla de Cristo,
y es que el religioso es listo,
más Dios sabe, cuándo, y dónde.

   Hay palacios de verano;
también los hay para invierno;
también existe un infierno,
también existe una Gloria,
también Dios nos dio memoria
y arrepentimiento eterno.

   Jamás poner la confianza
en hombres de “relevancia”,
pues es muy cruel su fragancia
y ellos aman las riquezas,
y al pobre, le dan flaquezas
y unas falsas esperanzas.

  ¡Que no se instalen más vallas
de cemento, ó de alambre,
y que nadie muera de hambre;
porque abundan las cosechas;
pero las cosas mal hechas,
nos pueden dar un calambre!

  Quien no recibe la herencia,
aquí recibe su ruina,
porque así se determina
y no se puede evitar,
pues la alambre ha de pinchar,
porque la han hecho, de espinas.

   Quien aquí vive en palacios
y se olvida del hambriento,
su paga será el tormento,
porque en la Ley está escrito,
que todo aquel que es proscrito,
vivirá siempre sediento.

.Cecilio García Fernández

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