sábado, 27 de agosto de 2011

Todos somos responsables de nuestros hechos

Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen. GENESIS 1:26.
Ahora pues, Dios, tú eres nuestro Padre; nosotros somos barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.  ISAÍAS 64:8

      Dios creó al hombre a su imagen, a su semejanza, (Por supuesto que no en lo físico) con sus mismas facultades, para amar, pensar, razonar, querer, rehusar, aceptar, negar, etc. No ha querido crearnos como a un robot, que obra de acuerdo a la programación de sus creadores. Dios nos ha creado libres y podemos negar o aceptar el bien y el mal. Todos tenemos libertad y responsabilidad. No somos animales que actúan por impulsos y ya nacen programados y nada más nacer ya tienen mucho conocimiento para poder sobrevivir, algunos sí necesidad de sus padres.
      Los hombres estamos todos sujetos a la obediencia de Dios; pero somos libres(como lo fue Adán) de aceptar o rehusar los mandatos de Dios infringiendo la única prohibición que le había sido hecha.
     Dicha desobediencia nos trajo, miseria, sufrimiento, enfermedades, hambre y muerte a toda la humanidad; pero, Gloria a Dios, el Evangelio no se detiene allí. La paga del pecado es muerte”; pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús. Señor nuestro. (Romanos 6:23)
       Dios pudo mejorar nuestra triste condición; pero ha preferido enviar un hombre nuevo. Jesucristo, a veces llamado “el postrer Adán” (1 Corintios 15:45), vino a la tierra para volver a empezar la historia del hombre, ofreciendo a Dios una vida perfecta, sin pecado, “haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz”. (Filipenses 2:8) “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es” (2 Corintios 5:17)
      Son muchos los que dicen: yo Creo en Dios; pero también Satanás creyó y cree en Dios; pero no hace lo que Dios manda en Su Santa y Poderosa Palabra. La salvación nos viene por la fe, que consiste en leer y oír  la Palabra de Dios, escrita en la Biblia. Muchas “religiones” dicen que es difícil de interpreta y      que solo los escogidos, por su religión, pueden interpretarla. Si así fuese, estaríamos ante un Dios injusto y mentiroso, ya que Dios nos  ha hecho su obra para todos los hombres. Si para interpretar la Palabra de Dios hubiese que estudiar filosofía y teología, estaríamos, todos condenados, incluyendo a todos los apóstoles y demás seguidores de Cristo.
      Dios ha hecho todas las cosas perfectas, y no habla para “elegidos”. Cuando un hombre se arrepiente, por  haber oído la Palabra de Dios, tiene la necesidad de seguir oyéndola o leyéndola, pues la Palabra es la que sostiene la fe, que es la que nos trae la salvación. Al principio, como en todas las actividades de la vida, empezamos poco a poco, como hemos hecho de niños, cuando nos enseñaron las cinco letras vocales; luego aprendimos las consonantes y así seguimos poco a poco hasta llegar a leer y escribir; pero decir que la Biblia solo está para los “Doctores de la Iglesia”, es tanto como decir que el escribir y leer es también para los “elegidos”.
      La Palabra de Dios no es letra muerta, como una novela, es muerta si leemos sin fe; pero teniendo fe, es el Espíritu Santo quien nos va dando el entendimiento; pero, no estamos hablando de ciencias o letras, estamos hablando de cosas Divinas, que están al alcance de todos los que quieren andar rectamente delante de Dios. Los que están bajo la orden de la llamada Santa Madre Iglesia, deberían  de saber  que, todos los seres humanos estamos “bajo el mandato Divino, por medio de la Santa Palabra de Dios”. Ningún ser humano debe estar sometido a otro ser humano, ya que todos somos pecadores, unos son criaturas de Dios, por ser creados por él, y otros somos hijos de Dios por haber aceptado a Cristo.
      La Palabra de Dios es espíritu y tiene todo el poder de Dios.  Ella es la que nos sostiene, nos fortalece, nos guía,  además de ser la que nos salva, puesto que ésta es la mejor promesa de Cristo Jesús. “El que cree en mi Pala será Salvo. La Palabra de Dios es como la semilla del labrador que siempre tiene vida, y una vez que se siembra en buen campo, da fruto en abundancia; pero si el campo no está bien preparado la semilla se seca ó muere.                                                                                      
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      Porque no me avergüenzo del Evangelio (Palabra de Dios), porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree; al judío primeramente , y también al griego. Porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe, como está escrito; Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:16-17.
       Creer a Dios es creer en su Palabra, es reconocer que todo cuanto Dios nos expresa en la Biblia es cierto, está escrito para nuestra salvación; pero es imprescindible conocer la Palabra, porque ella es la que transforma nuestros pensamientos y nuestro corazón, ella como espada de dos filos y no hay nada que se le resista. Estúdiele, escúchela y no se deje engañar por falsos maestros, que predican solamente lo que les interesa; pero están bajo el amparo de otros hombres que solo buscan su propio interés dentro del campo económico y político. Jesús nos enseña que debemos de obedecer a toda autoridad, buena ó mala, porque tenemos lo que merecemos y todo está controlado por él.
      Los dirigentes de todas las religiones son hombres envanecidos, que no glorifican a Dios, pues ellos mismos se creen dioses, diciendo ser infalibles, que no se equivocan, no se engañan nunca, están a la altura de Dios; pero sus ambiciones, errores, egoísmo y crímenes, cometidos a lo largo de la historia, nos demuestran lo que son. Se condenan ellos y no dejan salvarse a los que están bajo su “protección”.
      Romanos 1:23.- y cambiaron la gloria de Dios incorruptible en semejanza de imagen de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. (24)- Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre si sus propios cuerpos, (25) ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amen.(26) Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, (27) y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos, hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. (28)Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; (29) estando atestados de toda injusticia, fornicación, ,perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños  y malignidades; (30) murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, (31)  necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; (32) quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen,  sino que también se complacen con los que las practican.
      Estos diez versículos de Romanos 1, hay que reconocer que son fuertes, duros, y sin embargo están hoy muy de actualidad. La perversidad, y corrupción a todos los niveles de esta sociedad, y de todas las anteriores, hacen a uno estremecerse. Reconocidas, como están, todas las maldades del hombre, hay que ser muy ingenuo para creerse que aquí todo vale y esta “grandeza” de corrupción solo está permitida a los más fuertes. Sigamos violando niños y niñas de tres años en adelante y a vivir que son tres días. ¿Castigos?. ¡Tranquilos, no temer nada!. Como venimos del mono, hagamos monadas.
       Dios es todo amor y paciencia, y a todas las personas que cometen las atrocidades citadas y  otras mucho peores, él está siempre esperando a que el hombre se arrepienta y le diga, Señor: Jamás te conocí. Tu conoces todas mis maldades, me arrepiento de mi vida pasada, perdóname. Yo me arrepiento y te entrego mi vida, ayúdame a seguirte, fortalece mi fe. Si le dices estas cortas y sencillas palabras; u otras que signifiquen tu arrepentimiento; pero que salgan de tu corazón, que sean sinceras, tu vida va a cambiar radicalmente; pero como todas las cosas de la vida, como la tuya propia, hay que alimentarse, día a día. La Palabra de Dios es el único alimento verdadero. Todo cuanto te han enseñado de pequeño es mentira, te han engañado, como han hecho conmigo. Ya sabes que por escuchar palabrería cada ocho días, es imposible salvarse.  El que se guiare por la Palabra de Dios, además de la Salvación, te dará una buena conducta, que rápidamente observarán todos cuantos te conocen. Gracias 

                                                                    Cecilio García Fernández
                   
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