jueves, 25 de agosto de 2011

NICODEMO

    Nicodemo era un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer éstas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 

    Sobre ésta respuesta, que parece sencilla; pero muy concreta, se puede escribir mucho, ya que tiene fondo. Aquí radica, principalmente, la verdadera vida de un cristiano auténtico, un cristiano sencillo, humilde, sin dobleces, sin hipocresía, entregado de verdad a la obra del Señor, imitador de nuestro Señor Jesús, con todas las consecuencias. Cristianos domingueros abundan, por desgracia; pero eso solo sirve para  vivir engañados y engañar también a muchos “hermanos”; pero al Señor no hay posibilidad de poder engañarle. ¿Cuántas cosas tenemos que cambiar, ó dejar, para realizar, de verdad, ese nuevo nacimiento, del que habló el Señor Jesús, al maestro Nicodemo? Si nos paramos a examinar nuestra conducta con detenimiento, nos quedaríamos asombrados de lo que, todavía nos falta por cambiar ó crecer, ya que, aunque vayamos por el buen camino, caminamos muy poco. Estamos muy raquíticos y nos  permitimos el atrevimiento de censurar a nuestros hermanos. Nuestra salvación radica en que, tenemos un Dios  misericordioso, siempre dispuesto al perdón.
    También tenemos que lamentar el gran desconocimiento que existe en el pueblo “Católico Romano”, en cuanto a la palabra de Dios. Podemos asegurar que el desconocimiento, es casi total. Incluso entre sus “dirigentes”. Se estudia mucha “teología” y se ignora la palabra del Señor, y de lo que se conoce, procuran ocultarlo, con la disculpa de que el pueblo no está preparado. 
     Por  sus frutos los conoceréis. Y tanto que los conocemos. Para muchos la salvación no la dio nuestro Señor Jesús en la Cruz, derramando su Divina Sangre, sino, la da el dinero para pagar misas, bulas, indulgencias, funerales etc., que te llevan directo al Cielo, pasando primero por el Purgatorio, cuyo invento no recuerdo en que año fue “acordado.”
    El mismo apóstol  Pedro se llama a sí mismo (presbítero), anciano, no Papa. Dice así: Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también, y testigo (mártir) de los padecimientos de Cristo, 1 Pedro 5:1
    En el año 1059, casi mil años después de la muerte del apóstol Pedro, por un decreto de Nicolás II, el Colegio Cardenalicio recibió el derecho exclusivo de la elección de Papa. Los obispos eran los representantes natos de la jerarquía eclesiástica; pero muchos de ellos eran al mismo tiempo obispos y señores feudales, ó príncipes, teniendo, así, en sus manos la autoridad civil y la eclesiástica.
    Hay miles de libros escritos sobre la gran corrupción del Vaticano. No tenemos por que ocultar verdades históricas, por  crueles que sean. Es necesario recordar estos hechos, para que no se repitan, aunque, la corrupción sigue hoy latente. Las riquezas mal adquiridas, durante los cientos de años que duró la famosa Santa Inquisición, están ahí acusando  y manifestando lo que son las religiones y los hombres que las “manipulan”.
    Las torturas, de todo tipo, incluyendo muertes en las hogueras de miles y miles de inocentes creyentes,  entre los que hay que incluir  sacerdotes y monjas, por el delito de tener ó leer una Biblia, es un  triste y lamentable hecho, indigno de los hombres. Satanás los tiene bien atados. Leer la palabra de Dios, QUE ES EL UNICO CAMINO.

Cecilio García Fernández


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