Nunca salgas por las noches,
si no existe una razón
y corres un riesgo grande,
de que haya una violación,
fruto de la sin razón
del pecador que anda errante.
Yo cuando veo la tele
casi me pongo a temblar,
pues ya no hay que adivinar,
para saber con certeza,
que han cortado una cabeza,
porque esto es lo más normal.
¡Ya me cansé de mi esposa!
Ya se terminó el amor;
ahora aunque cause dolor,
buscaré una bella rosa,
joven, esbelta y preciosa
y a gozar como un señor
Yo cambiaré de marido,
que no quiere complacerme,
pues no sabe comprenderme
de que el amor no es eterno,
por eso le puse un cuerno,
como pudieran ser trece.
Las mentes están vacías,
y los corazones rotos,
pues corremos como locos,
carrera desenfrenada,
y todo esto, para nada,
pues somos como los potros.
Nadie quiere meditar
de que existe otro mañana;
pero hoy, la gente pagana,
solo cree en Don dinero,
y esto siempre es lo primero.
¡Vamos haber quien más gana!
Hoy hay dioses abundantes
que habitan aquí en la tierra;
pero son dioses de guerra,
que tienen mucha fortuna,
y ya van hasta la Luna,
y esto a un humilde le aterra.
Más Dios no ha de permitir
que esto llegue a empeorar,
más no conviene olvidar
que vivimos malos tiempos,
fruto de los pensamientos
que nadie quiere dejar.
Sí todos los corazones
fueran limpios por la fe,
todo esto que aquí se ve,
sería como el aceite;
porque el amor es deleite,
lo digo, porque lo sé.
Andamos con religiones
que solo buscan fortuna,
pero hay quien no desayuna,
por causa de la riqueza,
que es la más baja flaqueza,
torpe, necia e inoportuna.
Cristo murió como un mártir
por perdonar mi pecado;
pero el hombre equivocado
por tradiciones y engaños,
va sufriendo muchos años,
por mirar para otro lado.
Cristo nos quiere salvar
por ser el Gran Redentor,
-el que nos quita el dolor-
y nos junta a nuestro Padre.
No nos ofreció a su Madre,
la Bendita del Señor.
Cristo salió de la tumba
y ha derrotado la muerte,
y ahora nos viene la gente,
con muchas capas bordadas,
y unas caras bien pintadas,
que engañan al inocente.
Y con esto me despido;
pero sé que no soy santo.
La Biblia es un encanto
que tenemos que leer,
si no quieres padecer,
amor de Dios, mas quebranto.
Cecilio García Fernández.
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