domingo, 28 de agosto de 2011

LE CLAVARON EN LA CRUZ

Nuestro Dios vino a la tierra
para morir en la cruz.
Su sufrimiento me aterra;
pero nos trajo la Luz.

  Siendo Dios, se hizo hombre,
y no conoció riqueza,
para que el mundo se asombre
porque no tuvo flaqueza.

  Cargó con nuestros pecados,
cargó con nuestras maldades,
porque fuimos engañados
caímos en vanidades.

  Como el pecado se hereda
fuimos todos castigados.
¡Somos igual que la hiedra
que sube hacia los tejados!

  Hoy todos sufrimos mucho
y por razones diversas.
El hombre debe ser ducho,
y no hacer cosas perversas.

  El mundo es como una noria
que controla Satanás.
Si pides perdón a Cristo,
Él  té salva, y nadie más.

  Cristo es nuestro Salvador
para  todo  arrepentido.
Él nos calma el gran dolor.
¿No estás muy agradecido?

  ¡Nadie te puede salvar!
¡Que no vengan con engaños!
Muchos se quieren lavar,
pero llega el desengaño.

 ¡Nadie vivió como Cristo
en la más pura humildad!
El ha sido despreciado
siendo el Dios de la Verdad.
 
  Le juzgaron religiosos.
Esto ocurre con frecuencia,   
porque solo somos hombres,
pecadores sin conciencia.

  Viven para disfrutar
a  costa  del  inocente,
que se han dejado engañar
por la curia intransigente.

  ¿Cómo es posible Señor,
que siendo un Dios Poderoso
das Tú vida por amor
por hombres indecorosos?

  ¡Cómo Te vamos pagar
por Tú sangre derramada?
¡Yo solo te puedo amar!
Lo demás, no vale nada.

     Yo aprecio Tu Gran Palabra,
que es mi fuente de energía,
y es mi fuente de alimento;
también de sabiduría.

     Te conocí de mayor,
pero vivo muy contento.
Ahora no siento el dolor
que tenía tan adentro.

      Me engañaron de pequeño.
Me escondieron Tú Palabra.
Ahora tengo mucho empeño
y siembro, donde se labra.

      Sufro por un accidente
y va para veinte años años;
pero vivo muy contento
pues no llevo desengaños.

      Ahora sé lo que es “orar”,
que es diferente a los rezos.
Ahora sé como té hablar.
¡Antes casi era un bosquejo!

      Señor, porque sabes bien
las pruebas que Tú me has dado,
quiero seguir siendo fiel
y caminando a tu lado.

      Cristo lo sabe muy bien;
pues ha sufrido desprecios,
y hasta escupieron Su rostro.
¡Mira que somos bien necios!

     Tú los perdonaste a todos,
hasta los más criminales.
Tú enseñas los buenos modos.
 No enseñas cosas banales.

      Señor: Abre los ojos al mundo,
sácalos de la ignorancia,
porque están en lo profundo
de la más necia arrogancia.

     ¡Enséñales Tu Palabra,
que da vida y salvación!
Sabes que todo el que labra
tendrá gran recolección.

      Desengaña a los farsantes
que existen en ésta tierra,
que venden gato por liebre
y no dejan de hacer guerra.

     Nadie que ama su fortuna
me puede hablar del Amor,
yo que no tengo palacios
no seré tu imitador.

      Hablemos con el ejemplo
y mostremos nuestro amor,
viviendo con los humildes
y sabios de corazón.

Cecilio García Fernández

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario