La justicia que nos juzga
la tengo que respetar;
más no la puedo admirar,
porque tiene mil flaquezas,
y nos rompen las cabezas
por traernos más de un mal.
El dinero y la “razón”,
dicen que van muy parejos,
y esta historia ya es de viejos;
pues es cuestión de egoísmos,
fruto de los fanatismos,
de los más ricos y necios.
El pobre que siempre es pobre,
es que no pudo robar;
porque todos, al mandar,
tenemos las mismas “mañas”,
ya que somos como arañas
que tejen para matar.
Si el rico se diese cuenta
de lo que vive en la tierra,
jamás haría una guerra,
ya que en todas las naciones,
son duros los corazones,
aunque formules tus quejas.
Nacemos para morir;
pero nacemos sufriendo,
y por lo que yo estoy viendo
solo existe una esperanza.
¡Hay quien se llena la “panza"
a costa de mucho hambriento!
No te des por ofendido
si no crees mis razones;
tú palpa los corazones
buscando la gran Verdad,
y deja tu vanidad
y ahora saca conclusiones.
Cuando te digan que he muerto,
no digas, ¡vaya por Dios!,
que aunque tú y yo, somos dos,
ésta verdad es pequeña;
¡no eches al fuego más leña,
que ahora ya vivo con Dios!
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