sábado, 20 de agosto de 2011

PAZ Y GUERRA

   Los amantes de las guerras

deben sacar su provecho;
pues siempre andan al acecho
con ilusión inaudita,
y no faltan a una cita
dando su golpe de pecho.

   Unas veces contra el “moro”,
mil veces contra el cristiano,
y todos niegan su mano,
pues lo que más les importa
es lo que se halla en la exporta
de algún rico ciudadano.

    Por fronteras, hay litigios,
por amores, hay batallas,
por envidias, hay canallas
que atropellan la razón.
Su verdad, es la ilusión
de saltar todas las vallas,

   En las guerras no hay justicia,
ya con paz, funciona mal,
y esto no es cosa casual
pues la historia se repite,
por eso, quien se desquite
recupera su caudal.

   Vas a la guerra y te mueres,
ya no sacaste provecho,
otros quedan al acecho
para poder subsistir,
que al pobre antes de morir,
le estrujan bien el pellejo.

   Hay guerras entre españoles,
guerras “santas”, bien malditas,
sufres, lloras, cantas, gritas;
porque las guerras son llanto,
y solo nos dan espanto.
Quien pierde se desgañita.

   Viudas conocí bastantes,
todas triste y enlutadas,
iban a misa engañadas
para salvar a su esposo
de las iras de Satán,
el perverso mentiroso.
.
  Los que ganan, pierden mucho,
y los que pierden, al foso,
es muy triste y horroroso
ver tanta sangre correr.
¿Quién nos puede socorrer
en este mundo asqueroso?

   Jesús señaló el camino
que nos libra de la muerte,
y aquí, no hace falta suerte,
solo preciosas la fe,
y quien se humilla, la ve,
porque la fe no es inerte.

   La fe no tiene colores,
se compone de esperanza,
pero la ves, pues te calma
y colma tu buen deseo;
por eso, la fe deseo
por ser un mar de bonanza.

   Jamás creer en los hombres
porque somos carroñeros,
envidioso embusteros,
astutos como las zorras,
dignos de sucias mazmorras
y mentirosos voceros.

   Hay que luchar por la paz,
y actuar, de buena fe;
pues todo lo que se ve
son vigas en ojo ajeno.
¿Serán pajas de centeno?
Lo son; pues la viga no se ve.

   Busquemos siempre la Luz
y hallaremos la Verdad,
pues ya hay bastante maldad
en nuestra triste existencia.
Luchemos por la paciencia
porque se puede encontrar.

   Pongamos nuestra esperanza
en el Mártir de la Cruz,
él es la Verdad y Luz
que nos lleva a buen camino,
y este es el mejor destino,
imitar siempre a Jesús.

Cecilio García Fernández





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