Dios no se vende por nada;
y menos, por el dinero;
porque Dios no es traicionero
y el ama la libertad.
Pues busquemos la Verdad ,
en Jesús el Justiciero.
Su justicia he de temer,
porque la ofensa molesta,
y el gallo que alza su cresta
tiene que andar con cuidado,
sin mirar para otro lado,
porque el mundo nos detesta.
Cumplamos nuestras promesas,
y no hablemos cosas vanas,
ni te asomes a ventanas
a criticar a las gentes;
porque los hay muy decentes
que beben en fuentes claras.
El pájaro vuela mucho
y sabe bien su destino,
y el hombre que es un cretino,
no sabe de dónde viene,
ó quizá no le conviene,
porque no querer hilar fino.
El águila tiene nido,
y el zorro duerme en la cueva;
pero Cristo - el que consuela-
no tuvo cama mullida;
pero fue grande su herida
y el hombre, no tiene “abuela”.
El pobre que en sus miserias
pide y llora en los caminos,
conoce los “desatinos”
que le quedan por sufrir;
por eso ha de recibir
el amor de los vecinos.
Quizás Dios permitirá
que éste mundo no empeore.
Mas quien crea - que Le implore-
con clamor, hasta llorar;
porque Él, nos sabe escuchar.
¡Que el mundo no le deplore!
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