Todo aquel que me conoce
sabrá que soy recurrente,
y jamás bajo la frente
sea cual sea el motivo.
¿Será porque soy altivo?
¿O seré mal penitente?
Si por la causa que sea,
no sé lo que es la humildad.
¿Es que existe vanidad
dentro de mi corazón?
¿Tendrá mi Dios compasión
cuando le pido piedad?
Sufro, porque tengo penas,
sufro por mi gran lesión,
también sufre el corazón
por las desdichas del mundo.
La dirección y el mal rumbo
nos lleva a la perdición.
Si relato mis penurias
voy alargar este asunto,
pero pondré, raya y punto,
y olvidaré mis dolores,
porque causan sinsabores.
¡Si callo, no me confundo!
Debo cogerme a la Cruz
y agachar bien mi cerviz,
pensar que fue muy feliz
aquel que salvó mi vida,
el que ha curado mi herida
.y jamás tuvo un desliz.
Si la causa que defiendo
es justa, como la creo,
saber, que lo que yo veo,
es perversidad humana,
mucha creencia pagana,
poco hermoso, mucho feo.
Las Sagradas Escrituras
distinguen el bien del mal,
y esto esa lo más principal
para hablar con cierto tiento,
pues la Verdad es sustento
al hombre que es racional.
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