martes, 16 de agosto de 2011

PETROLEO DE IRAQ

No han declarado la guerra;
pero muy gorda se armó,
que hasta el mundo se alteró
porque esto a cualquiera aterra;
pues fuimos hechos de tierra,
según Dios lo reveló.

“El trío de las Azores”,
sin pensarlo ni un momento,
se lanzaron como el viento,
cuando sopla el huracán,
diciendo: ¡Ahí te van,
mil aviones al momento!

Quedan niños destrozados,
que causan pena y dolor,
luego tendrán su rencor,
contra el pueblo americano,
por actuar de tirano,
con toda ausencia de amor.

Los españoles protestan,
y se lanzan a la calle,
porque ya no hay quien nos calle,
ante tanto despotismo,
que nos lleva hasta el abismo
en los montes y en los valles.

Por vengarse del gobierno,
el “moro” que es muy tunante, 
con munición abundante
va segando nuestras vidas,
y son grandes  las heridas,
y el lloro se hace abundante.

Dios nos coja confesados,
dice un refrán español.
Unos lloran por la angustia,
y otros cantan “Cara al Sol”.
Mas todo no son amores.
Las  guerras dejan  rencor.

Llegaron las elecciones,
y  con ellas desengaños.
Después de mandar ocho años,
ya no pueden comprender,
que existe otro amanecer,
aunque nos cojan en paños.

Malditas sean las guerras,
y malditos los tiranos,
pues tienen sucias sus manos
y no quieren comprender,
que existe otro proceder,
porque Dios nos hizo hermanos.

Las guerras son un negocio.
Las guerras son vidas muertas.
Las guerras cierran las puertas.
Las guerras son un dolor.
Las guerras son un clamor.
Las guerras las quiero muertas.

Pero, ¿Quién hace las guerras?
-preguntan los inocentes-
ignorando que hoy hay gentes,
que aman mucho las riquezas,
las envidias y flaquezas,
y jamás son consecuentes.

Corazones arrogantes,
llenos de toda ambición,
tenéis roto el corazón,
y os falta la humildad,
porque os sobra maldad,
pero os falta razón.

Todos somos pecadores,
lo debo reconocer;
pues Cristo vino a vencer,
al astuto Satanás,
que te pide, y tú le das,
pues no le puedes vencer.

Solo le ha vencido un hombre,
que fue muerto en una Cruz,
y fue el Señor de la Luz,
y éste es el hijo del Padre,
y tubo bendita Madre,
que fue, la que ha dado a luz.

Yo ya estoy metido en años;
mas no los vi ni pasar,
ni los pude contemplar,
pues son como noche obscura,
y vas a la sepultura,
sin poderlo remediar.

Cecilio García Fernández   (Abril  04)

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