viernes, 12 de agosto de 2011

¿QUIÉN CONOCE SU CORAZÓN?

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? – Jeremías 17:9

   El Diccionario de la Lengua Española no es muy explícito para definir lo que significa ésta palabra -engañoso- ; pero, además de engaño, Jeremías, creo yo, debe de referirse a una cualidad que tenemos todos los seres humanos, que es: “tener excusas para todo”, cuando nos conviene, que es,  concretando, otra forma diferente de mentir.

   Adán fue el primer hombre que se excusó ante Dios: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”. (Génesis 3:12) Y se quedó tan fresco, porque mintió, aunque este tipo de mentira no figura en los diccionarios. Mintió, pues Dios le había avisado y disculparse es una falta más. Por eso, en todos los tiempos seguimos justificando lo injustificado con tal de salir con la nuestra, que no es otra cosa que ganar, tener la razón, vencer, dominar al otro. Soberbia que nos sobra.

   Hoy, como a nivel mundial todo va mal, hasta los incrédulos culpan a Dios de todas las desgracias que existen. No lo dicen directamente; pero nos dicen, a los creyentes: ¿Cómo Dios consiente esto? “El intento del corazón del hombre es malo desde  su juventud”. (Génesis 8:21) La educación es muy buena; pero ni con esas, como diría un castizo. Educación y bastante cultura tienes los jueces, abogados, médicos políticos y todos los licenciados de la extensa rama del saber; pero es igual, todos mentimos y somos necios, tanto el culto como el inculto. Por tener la posibilidad de adquirir ciertos conocimientos no cambiamos. Podemos ser más avispados para mentir y refinados para hacer mal; pero como el mal está en el corazón ahí seguirá aunque estudiemos diez carreras. El Señor Jesús dijo: Lo que es nacido de la carne, carne es. Pero al mismo tiempo muestra el remedio. “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. No te maraville de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. (Juan 3:6-7) Dicho nacimiento solo se experimenta por la fe en nuestro Señor Jesucristo. Quien no da este paso y pretende seguir con “religiones” tendrá que encontrarse con el Juez del mundo.

   La fe es un regalo de Dios, a los que oyen y leen su Palabra. La fe no nos viene como la lluvia, hay que leer la Palabra y si la aceptamos por fe, le pedimos perdón, nos arrepentimos de nuestro pasado y “tratamos” de seguirle y entregarnos a él.

   Al leer su, llamémosle “código de circulación”, ya estamos capacitados para coger un vehículo y circular por las carreteras. Conoceremos todas  las normas del código y cuando vayamos a velocidad excesiva, le decimos: Perdón Señor: Ya sé que me excedí en la velocidad; porque por aprender bien el código vamos a cometer alguna irregularidad; pero el Señor no es un Policía de tráfico, no, él, si hay arrepentimiento, no te impone la multa correspondiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario