viernes, 12 de agosto de 2011

¿QUIÉN SE SALVA Y POR QUÉ?

Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a si mismo en rescate por todos.  (Esto no lo digo yo, lo dice la Palabra de Dios en Timoteo 2:3-6.

      De acuerdo con la Palabra de Dios, van a ser pocos los salvos; sin embargo Jesús murió para salvarnos a todos; pero a todos los que crean en él y le siguen, pero “solo en él”, ya que desde que empezó a predicar de acuerdo con la voluntad del Padre, siempre le salieron al paso sus enemigos, precisamente los llamados representantes de Dios en la Tierra. Ellos fueron los que le prendieron y crucificaron. Los romanos querían libertarlo; pero a los altos dirigentes religiosos del momento no les convenía y lo crucificaron.

   Hoy, como siempre, los dirigentes de las diversas religiones, llamadas cristianas, siguen el mismo camino. No pueden matarlo; pero anulan su Palabra, y adoran imágenes, ídolos de Satanás.

   Su Santa Madre, pura, virgen y humilde, elegida por Dios para traernos el salvador del mundo, la pasean, veneran como imagen de cartón o piedra, como pura idolatría. Al mismo Jesús también le presentan muerto en una cruz, cuando está muy vivo.

   El Hijo de Dios no tenía guardia pretoriana. Le perseguían y tenía que correr y huir de sus enemigos, que tenía muchos, todos ellos religiosos de alto nivel social, ya que siempre han vivido muy bien todos los vividores de éste mundo.

   Jesús se subía a los montes a predicar y orar. No poseía cabalgaduras blindadas. Hoy los que dicen representar a Cristo, además de sus guardias especiales, elegidos, altos, jóvenes y bien pertrechados, gozan de Papamóvil, cristales antibala, como prueba de la poca confianza que tienen en Dios. Razón tienen.

   Deberíamos de saber que hay una salvación para todos los que aceptan a Jesús como único salvador y también deberíamos de saber la historia de todas las religiones, cuando se fundaron, quien las fundó, descubrir, a través de la historia, escrita en los libros, la cantidad de crímenes que han cometido. Se quemaban hombres, incluyendo monjas y curas, se arrancaban uñas y lenguas, se torturaba con aparatos extraños que se guardan en los museos para vergüenza de los dirigentes del clero.  Quienes siguen. a tales señores les están dando el “para bien”, la aceptación de todos esos crímenes cometidos durante cuatrocientos años, en Europa y en América, donde se les obligaba a los pobres indios a hablar en latín, y se tenían que subir a la cima de los árboles para vocear a sus compañeros en su propia lengua; pero los que eran descubiertos se les arrancaba la lengua. Eso fue la obra que han hecho nuestros conquistadores, con el clero a la cabeza. Ellos no buscaban la Salvación de los indios, como dijo el Papa en su reciente visita a Brasil, ellos buscaban el oro, que todavía hoy se saca de los barcos hundidos .por los temporales y la escuadra inglesa. Por eso el  Papa tuvo problemas en su última visita a Brasil. No se puede mentir. La historia está escrita.

   Prediquemos a Cristo, único salvador, único Maestro, único con poder. Él es omnisapiente, (que todo lo sabe), omnipresente (que está presente a la vez, en todas partes) y omnipotente. (que todo lo puede)

    Quien adora o pide algo a una imagen está desobedeciendo los mandatos de Dios  La Palabra de Dios dice claramente: No te harás imagen ninguna de lo que está en el Cielo, ni en la tierra, ni en las aguas ni debajo de las aguas. Quien tal cosa hace no cree en Cristo y le está ofendiendo y por lo tanto, aunque sea duro decirlo, está en condenación. ¿De dónde salió esa idolatría? Para decirlo más sencillo: Salió de los hombres, en todas las épocas de la historia, salió del paganismo, de eso sabe mucho Satanás. Jamás podemos recibir paz de una imagen de barro, porcelana, madera, bronce, piedra, escayola y vestiduras de telas por muy bordadas que vayan con hilos de oro. Las imágenes no oyen, no sienten, ni padecen, son lo que son, las quema el fuego. Solo sirven para venerar a Satanás, que vino a destruir y a matar.  

   Arrepentíos y volver a Cristo, único salvador, leer su Palabra, única forma de conocer su voluntad. Pedir al Padre; pero en el nombre de Jesús. Hacer una simple confesión de arrepentimiento con la promesa de seguir a Cristo.

San Martín de Podes, 20-6-07
Cecilio García Fernández


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