jueves, 11 de agosto de 2011

REYES MAGOS

Vino la Vida a la tierra
A traer la Salvación.
Vino la Vida a la tierra
A traernos el perdón.
Un astro resplandeciente
Iba marcando el camino
Para tres Reyes de Oriente
Que ignoraban el destino.
Cabalgan esperanzados
En una noche nevada
A rendirse al Salvador
Que lo da todo por nada.
Para ellos, es Ventura,
Son primeros en llegar,
También primeros en dar
Sus tesoros apreciados.
Ellos son agasajados
Por Dios que los envió;
Pero el niño que los vio,
Quedó todo impresionado.
También acuden pastores
A rendirse en Su presencia,
Y le hacen sus reverencias
A nuestros gran Salvador.
Para ellos gran honor.
Son humildes como el niño,
También son pobres como Él.
También cuidan un rebaño
Y al mundo no le hacen daño
Pues viven para servir.
Ante un humilde pesebre.
Echa el mago, pie a tierra,
Y se postran ante el hombre
Que vino a salvar la tierra.
Después que al niño adoraron,
Con corazones alegres,
Sus tesoros ofrendaron,
Y hasta lo hicieron tres veces.
Hombre ideal. El más puro,
Que abandonó lo seguro,
-El hogar Santo del Cielo-.
Nos vino a traer consuelo,
Derramando mucha sangre,
Muere por salvar mi vida
Con su desgarrada herida
Y también me quitó el hambre.
Señor: En este cofre precioso,
Desde un país muy lejano,
Traigo mirra para Ti,
Tú vienes salvarme a mí,
Que soy pecador errante.
Esta mira es semejante,
A lo amargo de tú vida.
El símbolo de tu herida
Va salvar al pecador.
Tú mesiánica labor,
No es una labor oscura.
Tú irás a la sepultura
Para llevarnos al Cielo.
No existe mayor consuelo
Para todo pecador.
Tú vida -de gran valor-
Te hundirá en la desventura,
Porque el mundo en su locura
No quiere pedir perdón.
Creen que tienen razón
Y tú vas para el Calvario.
Serás como un mercenario
Que vendes sangre inocente,
Para salvar a la gente
Que te desprecia con saña.
Otros meterán cizaña
Y te llamarán traidor.
Tú pagarás con dolor,
Y con tú sangre inocente,
El maltrato de la gente
Que no conoce el amor.
Cambiaremos de camino
Para partir de regreso,
Porque el mundo te persigue
Porque no quiere progreso.
Al final vas a vencer;
Y la muerte derrotada
Vence al mundo enloquecido.
Tú jamás serás vencido
Por esas huestes del mal.
Tú muerte no es casual.
Darás la vida por mí.
Yo ya me entregado a ti.
Nada tengo que temer.
Mis ojos te pueden ver
Porque de nuevo nací.

Cecilio 14-9-09

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