sábado, 6 de agosto de 2011

¿SABES DE DONDE VIENES?

   De Dios vengo, y a Dios voy,
de Dios salí, y en él entro,
y en este feliz encuentro
doy por dicha mi existencia,
porque en él hallé clemencia
la ayuda de un buen evento.

   En el silencio, le encuentro,
en la oscuridad, no existe,
y aunque Satanás persiste,
jamás me podrá vencer,
porque en Dios tengo el poder
y me defiende y me asiste.

   A él, le encuentro en el viento,
le encuentro hasta las tormentas,
sé que  nos resultan cruentas,
mas son muy beneficiosas,
pues traen lluvias copiosas
y hasta las fuentes revientan.

   Todo cuanto siento y veo,
cuanto puedo imaginar,
cuanto hablo y puedo callar,
cuando canto, lloro y peno,
todo me resulta bueno,
¿qué más puedo demandar?

   Las lluvias, aires o vientos,
los gorriones, las palomas,
las flores, cuando te asomas
a ver los campos sembrados,
nos dejan muy asombrados
pues son verdades, no bromas.

   El viento esta en movimiento
y jamás podrá pararse,
¿con qué puede compararse?
¡no consume energía!
¿dónde está nuestra valía
si siempre hay que rebajarse?

   Todo es arrepentimiento,
porque todo son errores,
prejuicios y sinsabores
y males, como castigos,
porque existen enemigos
que nos traen mil dolores.

   Sufrimos por el pecado
por tanta desobediencia,
por la falta de prudencia,
también por tata de amor,
causa de tanto dolor
por no andar en eminencia.

   Mentimos como bellacos,
criticamos diariamente,
obramos astutamente
por falta de amor sincero,
¡lo que importa es el dinero,
oigo decir a la gente!

    Así nos irá en la vida
si de tal forma pensamos,
mirar, no somos gusanos,
tenemos un alma y mente,
bebamos de dicha fuente,
portémonos como hermanos.

   ¿Por qué nos quejamos tanto,
o por qué hay tanta protesta?
siempre con la cruz a cuestas
por la disconformidad,
por la falta de humildad
se levantan muchas crestas.

    Caro se paga el pecado,
muy cara nuestra traición,
muy amarga es la aflicción;
pero tiene buen remedio,
ya que Cristo está en el medio
dándonos la solución.

   Soy la Verdad y la Vida,
y no hay otra salvación,
no vivir con la ilusión
de adorar barro pintado,
 saber que está castigo,
o cambias, o no hay perdón.

   Para salvar a los hombres
solo sirve el Creador,
rindámosle todo honor
y no perdamos el tiempo
empujando contra el viento,
porque es el mayor error.

San Martín de Podes, 20-07-077
Cecilio García Fernández.

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