viernes, 5 de agosto de 2011

SI QUIERES SABER, PREGUNTA.

¿Para quién es la salvación y cómo se obtiene?
La salvación es para todos los que creen y aceptan al Hijo Dios como el único Salvador.
Ninguna religión del mundo tiene el privilegio de poder salvar, solo salva Cristo. Conviene saber que la iglesia de Cristo no son las cuatro paredes donde se reúnen los creyentes. La iglesia de Dios está formada por el conjunto de creyentes, en Cristo Jesús. El conjunto de creyentes, en todo el mundo, formamos la Iglesia de Cristo. Jesús no tiene competidores como ocurre en muchas religiones que ponen la fe en un hombre muerto por considerar, -las altas jerarquías-, que fue muy bueno. Nos duele ver a Jesús como imagen muerta, clavado en una cruz, bien pintado y vestido y lo pasean, creo que una vez al año, por las calles. Las mujeres y hombres que tiene puesta su fe en una imagen determinada, una, o varias ves al año, desde el balcón de su casa, o el de una vecina, alquilado, para poder ver la procesión, le tiran piropos, aclamaciones y cánticos, ignorando que Cristo está vivo y prohibió las imágenes de todo lo que hay en el Cielo y en la tierra.  Luego, al verle pasar, cantan, gritan, le mandan besos y lloran. Cuando se termina la famosa semana, lo meten en una trastienda, hasta el próximo año que lo volverán a sacar.

   Cristo murió colgado y clavado en una cruz, con una corona de espina que, además del daño físico, actuaba como rechifla, burla y escarnio de quien se ofreció a muerte tan horrenda, siendo Dios, para salvarnos a todos, porque él quiere salvarnos a todos. Solo nos exige que creamos quien fue, que murió en una cruz y resucitó al tercer día. Indudablemente que creer en él es también creer en sus enseñanzas y seguirlas. Estas enseñanzas se hallan en la Biblia.

   La dificultad que tienen los católicos para creer, solo en Jesús, es que no leen la Biblia, o que creen más en lo que les dice el papa que lo que les dice Jesús. Nadie puede hallar en la Biblia  una sola palabra que nos hable sobre el poder de, personas muertas en diferentes épocas, que han sido tan pecadoras como todos nosotros. Tampoco les va a gustar, y no creerán, que la Palabra de Dios nos dice que no nos  humillemos,  arrodillemos ni nos inclinemos ante ningún hombre, ya que Dios no hace acepción de personas, y todos somos pecadores. Ya sé que se nombran santos y se ponen en los altares para ser adorados; pero también sé que Dios ha de juzgar a todos. La Palabra de Dios nos dice, muy claro, que no llamemos padre a nadie en la tierra, ya que tenemos un solo Padre y está en los cielos.

   Dios ama a todos los pecadores; pero debido a que es Santo, él no quiere que nadie se pierda. El odia el pecado y ama al pecador. Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo, unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16)

   Esta es la Palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado; pero con la boca se “confiesa” para salvación. (Romanos 3:22-23- ; 10:8-10) Y el testimonio es este: Que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en el Hijo. El que tiene al Hijo tiene vida: el que no tiene al Hijo de Dios no tiene vida. (1 Juan 5:11-12)

   Sin conocer la Palabra de Dios es imposible la salvación. Jesús dijo: Id por “todo” el mundo y predicar el Evangelio de salvación.


San Martín de Podes, 6-12-07
Cecilio García Fernández

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