jueves, 4 de agosto de 2011

SUEÑOS

Parte de mi vida paso,

soñando con ilusión;
más los sueños, por desgracia,
son como un caparazón,
que cuando buscas la carne,
encuentras el cortezón;
porque soñando, no buscas,
pues té falta la razón,
y sueñas lo que no quieres,
pues soñar es ilusión,
y encuentras sueños que matan,
sueños que son perdición,
sueños de tela barata,
sueños que son de algodón,
sueños finos como seda,
sueños con poca razón,
sueños que te hacen sufrir,
sueños de gran devoción,
sueños que reniegas mucho,
sueños hartos de razón,
sueños que matan las penas,
sueños que son perdición,
sueños que abaten el alma,
sueños de mi corazón,
sueños que roban mis horas,
sueños que al fin, sueños son,
sueños como mar en calma,
sueños de desilusión,
sueños que son esperanza,
sueños con gozos de amor,
sueños que son de amarguras,
sueños que tienen razón,
sueños que nos dicen mucho,
sueños que son  bendición,
sueños que canto y alabo
sueños que hablo a mi Señor,
sueños que me hacen muy ducho,
sueños faltos de ilusión,
sueños que me sobresaltan,
sueños de revelación,
sueños que tienen secuencias,
sueños como maldición,
sueños que te piden cuentas,
sueños que son de traición,
sueños que te son muy fieles,
sueños llenos de ilusión,
sueños con tristes recuerdos
que anida tu corazón,
porque la vida es muy terca
y no te da su razón.
Soñaba un niño, muy tierno,
con un barco de cartón,
soñaba; pero despierto,
y aquel barco se le hundió,
y volvió a soñar el niño
con otro barco  mayor,
y el pobre niño, -se dijo-:
ahora no te escaparás;
porque sujeto tus velas
y hasta los vientos del mar,
porque lo que tengo es mío,
¿quién me lo puede quitar?
¡Que razón tienes, cariño!,
tú eres el dueño del mar,
eres santo entre los santos,
y en ti no existe maldad,
sigue soñando y sonando,
que este mundo de maldad
no solo té quita el barco,
té quita hasta tu mamá,
té quita lo que más quieres,
té quita, hasta de amar,
porque te inyectan veneno
que solo es para matar,
y se terminan los sueños.
 Ya no vas a navegar
por esas aguas tranquilas
pues Dios fue quien hizo el mar.
¡Que nadie despierte al niño,
dejémosle navegar,
porque allí con su velero
siente la felicidad
que no le han dado sus padres,
aunque ellos saben amar!;
¡pero es tan cruel esta vida
que el niño puede enfermar,
y allí postrado en su cama
jamás podrá navegar!
¡No llores, niño querido,
que me vas a destrozar;
mira que te quiero mucho
y soy tu santa mamá!
¡No despiertes, no despiertes!,
¿para qué vas despertar?
navega por esos mares,
yo te voy a vigilar,
para que no te despierten,
y goces en ese mar,
donde alcanzarás la Gloria,
y jamás vas a llorar.

Cecilio García Fernández.


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