jueves, 4 de agosto de 2011

TIEMPOS PASADOS

      Todo quien come soberbia,

desayuna con jactancia,

y cena con arrogancia,
y duerme con malos sueños;
pues de madera hacen leños
desde su más tierna infancia.

      De la ignorancia del pobre
nunca se debe abusar.
Comprende que el maltratar
trae malas consecuencias,
por falta de las carencias
que es no tener, para dar.

     Reconozco, que en cultura
cualquier necio me derrota;
más no soy una pelota
que rueda por cualquier suelo,
y esto es mi mejor consuelo;
pues el que no corre, trota.

      La guerra que hemos sufrido
quienes fuimos perdedores,
me causó mil sinsabores;
porque con mis quince años
ya recibí desengaños,
¡el fruto de los dolores!.

       De la escuela, al trabajo
a coser sacos de guano,
siendo muy ágil mi mano,
que logró batir  la marca,
de cien años, sin descarta,
y no fui mal ciudadano.

     Dios me ha abierto el porvenir
siempre gracias al dibujo;
y esto no es ningún  embrujo,
ni tampoco es vanidad,
porque no existió maldad
ni pretendí ser un brujo.

      Doy gracias al Dios Eterno
pues me trató como a un hijo,
y por eso alguien me dijo:
trabajar con honradez,
no es ser fiel “alguna vez”;
es rodar con piñón fijo.

     Y aquellas horas perdidas
todas las aproveché;
y es que así, todo se ve,
porque el tiempo que se pasa
es como la buena brasa
que calienta un buen café.

      El tiempo es una fortuna
que pasa siempre a mi lado;
más yo no estoy limitado
y lo tengo que ”enganchar”,
no lo puedo despreciar;
pues nunca vuelve el pasado.

     Y yo, siempre en mi trabajo,
luché con el corazón;
que es la más noble razón
para ganar  nuestro pan.
¡Gracias por que me lo dan,
lo digo con ilusión!

      Y este es un recuerdo vivo
que jamás debo olvidar;
porque es de nobles amar
a todo quien te defiende,
si es que hay dos dedos de frente
para poder recordar.

     Sabemos bien que la vida
nos juega malas pasadas;
porque en las duras jornadas
siempre hay un toro traidor
que te clava, sin dolor,
duras y cruentas cornadas.

      Sé que está desesperado
quien nada puede esperar;
más yo te  voy anunciar,
que vivas con esperanza,
más no olvides la templanza
que existe en lo terrenal.

     Vete a Dios, pues Él escucha,
pero pídele el perdón
y dile, que tu razón,
son engaños y mentiras;
más cuéntale tus fatigas
que ahogan tú corazón.

Cecilio García Fernández

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