lunes, 15 de agosto de 2011

¡POBRES NIÑOS!

   ¡Millones de niños mueren
por la cruda explotación!
¡Y nadie tiene la culpa!
¡Dios mío, que situación!
   Otros se mueren de hambre,
y muchos de malos tratos
y el explotador se queja...,
diciendo que son ingratos.
   Muchos duermen en las calles,
otros en alcantarillas,
otros duermen en los valles,
con fango hasta las rodillas.
    Hay “cazadores de niños”,
sin olvidar a las niñas,
para vender sus pulmones,
e incluso, hasta sus costillas.
   Los matan, como a conejos,
y no tienen pesadillas,
y luego venden sus miembros.
¡Los hombres.., que maravilla!
   Ya los tienen trabajando,
cuando tienen cinco años,
y dicen...¡ valen muy bien!
¿No sufrirán desengaños?
   Cuando duermen en portales,
ya los persiguen con saña.
pues si hay centros comerciales,
hay que darles mucha caña.
   ¡Todos son unos ladrones!
¡Son todos muy vagabundos!
están vestidos de harapos.
¿Qué hacen aquí en éste mundo?
   Los ancianos no los matan,
sus órganos,  no son vitales,
ni  pueden  ya  trabajar,
valen  más  los  animales.
   La mano de obra humana,
no  tiene valor alguno.
Hay quien trabaja diez horas,
por un triste  desayuno.
   El mundo se moderniza,
en extremos alarmantes,
y cuando un pobre agoniza,
¡vienen más, pues hay bastantes!
   ¡Ya llegará la justicia!
Ya que Dios es justiciero;
pero el rico cree  poco,
aunque mucho en el dinero.
   Jesús amaba a los niños,
cuando vivió en éste “mundo”;
Ahora los ama también,
y desde lo más profundo.
   Él pedirá explicaciones,
a todos los poderosos;
pero no se van librar,
los religiosos famosos.
   ¡Jesús! ¿Cuándo vas volver?
¿Tenemos que esperar mucho?
¡Danos otro amanecer!
Y si hay que luchar, yo lucho.
   Tienes un pueblo contigo,
que te sigue ciegamente,
y sé bien lo que te digo,
ya que fuiste muy clemente.
   Diste tu vida por todos,
sufriendo un puro tormento;
pero existen muchos lodos
y tu no estarás contento.
   Satanás está engañando,
a las gentes poderosas,
que viven; pero soñando.
Son  almas muy “candorosas”.
   Diste tu vida  por todos,
con un sufrimiento atroz.
Nosotros pisamos lodos.
de la forma más atroz.
   Ayúdanos, buen Jesús,
para hablar de tú palabra.
Yo quiero hablar de tú cruz,
para que tú puerta se abra
   Tú siempre estás esperando,
por nuestro arrepentimiento.
Esto dice tu palabra,
y sabes bien que no miento.
   Aquel que no te ama a Ti
¿Qué responderá en el juicio?
¡Nada, solo le espera el suplicio!
¡Yo sé bien que será así!

 Cecilio García Fernández

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