lunes, 15 de agosto de 2011

POBREZA

   La santa pobreza
nunca es agonía,
mas nadie la quiere
- alguien me decía -,
pues nos hace esclavos
de  las  tiranías.
   Muchos pobres mueren,
que cruel ironía,
arrastran sus llagas
a la luz del día,
¿y quién los socorre?
- y yo respondía- ,
no quiero saberlo,
revuelvo mi herida.
   Las miserias tuyas
son miserias mías;
por que a mí me sobra,
hasta  cobardía.
¡Se mueren las plantas  
por la gran sequía!
No pueden regarse
con lluvias tardías.
   La tierra es bendita
desde el primer día;
pero el egoísmo
la  destruiría.
Y crece el desierto,
en  la  lejanía.
Pero hay abundancia
muy mal repartida,
por una ambición
que es muy desmedida.
   Y dicen, - yo creo -
¿pero en quien creían?
Creen lo que palpan,
yo les respondía.
Creen en la plata
y en la platería.
No ven las miserias
ni su hipocresía.
   Antes los ancianos
en casa morían
junto a sus queridos
que  les  recogían,
por quemar sus fuerzas,
cuando las tenía;
mas hoy, hay flaquezas,
y hasta altanería.


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