lunes, 15 de agosto de 2011

PRIMAVERA

La primavera es vivir
con ilusión infinita.
El otoño ya es morir,
porque que todo se marchita.
La primavera te besa
suavemente en las mejillas.
y el otoño nos doblega
hasta hincar las rodillas.
La primavera acaricia
suavemente la arboleda,
y deja brotar las flores,
como si fueran de seda.
En la primavera hay lluvias,
que son una bendición,
para morenas y rubias,
que entregan su corazón.
Las hojas cuando es abril,
bailan con viento y con brisa,
bailan , pues su porvenir,
se marcha; pero no avisa.
Los almendros florecidos,
nos están dando un ejemplo,
todos cargados de flores,
y adornan hasta los templos.
La primavera en los hombres,
  aprovecharla también,
ya que es corta. No te asombres,
te lo digo por tu bien.
Cuando  estas a media vida,
te paras a meditar.
¡Juventud jamás vivida,
quién te pudiera pillar!.

Ahora quedan los dolores,
que son como los tormentos,
y hasta dan grandes sudores,
que no te dejan contento.

Te tienen atormentado,
con muchas preocupaciones.
Te tienen muy sujetado,
con pocas atribuciones.

No has querido ser sincero,
ó te aconsejaron  mal.
Ahora te quedaste a cero,
aunque tengas gran caudal.

Los hay muy afortunados,
muy felices sin tormentos,
viven muy iluminados
y los ves siempre contentos.

La primavera es vivir
con ilusión infinita.
El otoño ya es morir,
porque que todo se marchita.

La primavera te besa
suavemente en las mejillas.
y el otoño nos doblega
hasta hincar las rodillas.

La primavera acaricia
suavemente la arboleda,
y deja brotar las flores,
como si fueran de seda.

En la primavera hay lluvias,
que son una bendición,
para morenas y rubias,
que entregan su corazón.

Las hojas cuando es abril,
bailan con viento y con brisa,
bailan , pues su porvenir,
se marcha; pero no avisa.

Los almendros florecidos,
nos están dando un ejemplo,
todos cargados de flores,
y adornan hasta los templos.

La primavera en los hombres.
aprovecharla también,
ya que es corta. No te asombres,
te lo digo por tu bien.

Cuando  estas a media vida,
te paras a meditar.
¡Juventud jamás vivida,
quién te pudiera pillar!

Ahora quedan los dolores,
que son como los tormentos,
y hasta dan grandes sudores,
que no te dejan contento.

Te tienen atormentado,
con muchas preocupaciones.
Te tienen muy sujetado,
con pocas atribuciones.

No has querido ser sincero,
ó te aconsejaron  mal.
Ahora te quedaste a cero,
aunque tengas gran caudal.

Los hay muy afortunados,
muy felices sin tormentos,
viven muy iluminados
y los ves siempre contentos.

La primavera es vivir
con ilusión infinita.
El otoño ya es morir,
porque que todo se marchita.

La primavera te besa
suavemente en las mejillas.
y el otoño nos doblega
hasta hincar las rodillas.

La primavera acaricia
suavemente la arboleda,
y deja brotar las flores,
como si fueran de seda.

En la primavera hay lluvias,
que son una bendición,
para morenas y rubias,
que entregan su corazón.

Las hojas cuando es abril,
bailan con viento y con brisa,
bailan , pues su porvenir,
se marcha; pero no avisa.

Los almendros florecidos,
nos están dando un ejemplo,
todos cargados de flores,
y adornan hasta los templos.

La primavera en los hombres,
aprovecharla también,
ya que es corta. No te asombres,
te lo digo por tu bien.

Cuando  estas a media vida,
te paras a meditar.
¡Juventud jamás vivida,
quién te pudiera pillar!

Ahora quedan los dolores,
que son como los tormentos,
y hasta dan grandes sudores,
que no te dejan contento.

Te tienen atormentado,
con muchas preocupaciones.
Te tienen muy sujetado,
con pocas atribuciones.

No has querido ser sincero,
ó te aconsejaron  mal.
Ahora te quedaste a cero,
aunque tengas gran caudal.

Los hay muy afortunados,
muy felices sin tormentos,
viven muy iluminados
y los ves siempre contentos.

  Los dolores pasan pronto,
ya que es muy corta la vida;
pero hay una eternidad,
que no hay hombre que la mida.

Mis dolores son amargos.
Son como el  duro hormigueo,
y  no  me  dejan en  paz;
pero Dios me da consuelo.

Sin Dios no puedo vivir,
es preferible la muerte.
No podría resistir,
aunque fuese muy valiente.

Dios me calma los dolores,
y su  recuerdo constante,
por medio de Su Palabra
son lo mismo que un amante.

El Señor murió en la cruz,
y fue muy martirizado.
incluso, siendo la Luz,
¡por muchos es olvidado!

Debemos llevar su cruz,
con la cual nos ha salvado,
y que yo no cambie el rumbo,
pues no estoy equivocado.

Se bien que no me confundo,
Porque leo Su Palabra;
Que es la Luz que nos sostiene,
La Luz que todo lo aclara.

Mi Señor es un calmante,
y mis lágrimas son buenas,
son lo mismo que un sedante,
cuando te alivian las penas.

Primavera olorosa,
que nos regala el Señor,
es el perfume de rosa,
que siempre da buen olor.

Todo aquel que es buen creyente,
Alabará a  su Señor,
Porque Él lo agradece mucho,
Y para mí es un honor.

Gracias, Padre de la vida.
Gracias, Jesús de mi amor.
Gracias, Espíritu Santo
que calmáis mi dolor.

Cristo fue mi salvador,
ya que ha salvado mi vida,
y ha calmado mi dolor,
y también curó mi herida.

Cecilio García Fernández


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