sábado, 13 de agosto de 2011

¿QUÉ ES CREER EN DIOS?

No me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.(Romanos 1:16)
  
   Aparentemente, se dice con mucha facilidad, “yo creo en Dios”; pero las palabras se las lleva el viento. Lo que demuestra si hay fe, son los hechos. Cuántas veces ponemos la confianza, la fe, en una persona, como puede ser un lanzador de cuchillos; pero si nos invita a ponernos en el lugar que ocupa otro artista, no podemos aceptar, porque esa fe que decíamos tener, se desvanece, no existió, fue un espejismo. Mentimos.¡Cuánto más difícil es creer en Dios que jamás le hemos visto.
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   Sin conocer a Dios es imposible tener fe y agradarle. El hombre o mujer que trabajaba con el artista de los cuchillos, debían de conocerle bien, ya que se jugaba la vida en cada función del circo. Si conociésemos la Palabra de Dios, que es el principal medio por el que nos habla, obraríamos de forma diferente, trataríamos mejor a nuestros vecinos, amigos y enemigos; nuestra lengua, que es muy dañina, hablaría menos, solo adoraríamos a Dios, tal como el nos manda. La adoración a personas que han vivido aquí en la tierra, es una más de las idolatrías que el hombre practica. El amor al dinero, el ocupar el tiempo viendo y hablando de cosas vanas, también es una idolatría..

   Jesús dijo: El que creyere en mí será salvo. Sin mí, nada podéis hacer. Yo soy la vida. Yo soy el camino. Si conocemos estas cuatro palabras elementales del Evangelio ¿por qué pecamos, ofendiendo a Dios, poniendo nuestra fe y esperanza en personas ya fallecidas, por muy bien que se hayan portado en este mundo? Saber que “santos” somos todos aquellos que hemos declarado con nuestra boca, que Jesús es nuestro salvador, que murió y resucitó al tercer día de entre los muertos, que su sangre Redentora fue derramada por nuestras maldades. Saber que esto que digo está escrito en las cartas de Pablo. Jesús jamás llamó santo a un hombre muerto y tenía muy reciente la muerte de Juan el Bautista, su primo carnal. Cuando le pidieron los apóstoles que les enseñara a orar, les enseño el Padre nuestro; pero no para repetir como los loros. El Padre nuestro tiene mucho fondo, mucho significado. En primer lugar nos manda santificar su nombre; pero de muchas formas. El Reino de Dios ya está aquí; para quien le entregó la vida a Jesús. También nos dice que se haga tu voluntad, tierra y Cielo. Jesús le pidió al Padre muchas veces para que se hiciese su voluntad, la del Padre, y eso que era Jesús. El pan nuestro de cada día. Esto además de los alimentos, también significa la Palabra de Dios, que es el mejor alimento que existe. Perdonar, es otra de las palabras más grandes que existen; pero qué es lo que nosotros perdonamos.

   También tenemos el tema de la salvación. Jesús dijo muy claro: El que creyere en mi, en mí, será salvo. Punto y aparte. Si por creer en Cristo Jesús y obedecer Su Palabra ya somos salvos, ¡por qué se está rezando por los difuntos, desobedeciendo los mandatos de Dios? ¿Dónde está la fe?

   La fe es la convicción de lo que no se ve. Es también la seguridad de que las promesas de Dios, escritas en la Biblia, la que fue tan perseguida por los papas, y miles de ellas quemadas, junto a sus portadores. (400 años de Inquisición) ¡No podemos cambiar la historia!

   Cuando un predicador, sea quien sea, predica la Palabra de Dios, deberíamos consultar, confrontar con la Palabra de Dios que tenemos en nuestra propia Biblia, quizás llena de polvo. En todas las religiones cristianas está metido Satanás para desorientar, destruir, para traer guerra entre los creyentes. Si Satanás tentó a Jesús, cómo no nos va a tentar a nosotros. No sirve para nada decir: Yo creo en lo mío, en lo que me enseñaron mis padres. Perdón amigo; pero nuestros padres también están engañados. Seguimos mal, si vamos por este camino. 

   Dios quiere tratar individualmente con cada hijo. Somos hijos de Dios. No necesitamos de nadie para tener un encuentro con Dios y hablar con él en cada momento. Ya sé que hay pastores, obispos y están creados por Dios; pero eso son dones, no títulos por haber estudiado filosofía y otras ciencias.

   Para salvarse hay que arrepentirse, confesar con la lengua que Jesús nos salvó. Que dio su vida por nosotros. Nos compró con su Sangre. El que creyere en mí y fuere bautizado será salvo. Primeo creer, luego tú, solo tú, tomas la decisión de bautizarte, o no; pero Jesús no enseñó a bautizar niños de ocho días, para luego decir: Nosotros tenemos tantos millones de creyentes, y de acuerdo con estos datos que el gobierno, el pueblo, nos sufrague nuestros abundantes gastos, pues vivimos en palacios con mucha servidumbre. Dios sabe que no miento.


San Martín de Podes 20 Marzo 2007
Cecilio García Fernández

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