Las obras de Satanás son muy fuertes para que el hombre las pueda resistir. Solamente los que tenemos nuestra fe depositada en Cristo, como único salvador e intermediario, podemos resistir todos los ataques del enemigo, gracias a la Sangre de Jesús, derramada en la Cruz del Calvario. Con relación a la idolatría, tan castigada por Dios, en el Viejo y Nuevo Testamento, (adoración de imágenes y de muchas cosas más) conviene resaltar lo que dice Dios al respecto: Tienen boca y no hablan, tienen oídos y no oyen, tienen ojos y no ven, tienen pies y no andan.
En Deuterenomio 4:15 y 16 dice: Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón ó hembra. Los Diez Mandamientos dicen en: Deuterenomio 5 y Exodo 20: 3) No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4) No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5) No te inclinarás a ellas ni las honrarás; porque yo soy tu Dios fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen. La Biblia tiene muchos versículos sobre éste tema y Jesús habló también sobre el particular; pero por si fuera poco estas adoraciones, que relegan a Jesús a un plano inferior, tenemos la adoración a huesos humanos, trozos de sábanas, santuarios, cuevas, y todo tipo de reliquias, en las que los hombres depositan sus ofrendas y las adoran, dejando a Dios en segundo plano.
Dios fue nuestro Creador, y a él le debemos lo que somos y lo que tenemos; por tanto, debemos de adorar solamente al Creador, no a las criaturas, tal como él nos manda. Jesús dijo: Todo lo que pidiereis al Padre, en mi nombre, os lo concederá.
Confiemos en Dios y desconfiemos de los hombres. Es Palabra de Dios que debe de ser obedecida por todos los hombres de buena voluntad. y olvidemos todas las religiones que solo sirvieron para hacer guerras, dominarnos y apartarnos de Dios.
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