sábado, 6 de agosto de 2011

SALINAS

   Toda la costa asturiana

es igual que un Paraíso.
La verdad jamás es vana;
ni es palabra de improviso.

   De Galicia a Santander,
es todo roca y arena.
Tenemos mucho que ver,
 y bien merece la pena.

   Hay playas por todas partes;
pero playas para baños,
que son puras obras de arte, 
y mansas, como rebaños.

   No puedo nombrarlas todas,
ya que las hay por centenas,
algunas con varias rocas;
y el resto todo de arenas.

   Y si hablamos de los puertos,
es para no terminar,
aunque no seamos expertos,
los tenemos que admirar.

   Hay puertos para el deporte,
y de carga general;
también los hay para pesca,
y otros para el temporal.

   El clima es muy hermoso,
aunque hay algún vendaval.
Tampoco es muy caluroso.
Aquí no se pasa mal.

   Voy hablarte de Salinas,
que es una tierra de encanto.
La playa es de arenas finas.
¡Por eso la aprecian tanto!

   La capital del Concejo,
cuyo nombre es Piedras Blancas,
sirve como un gran soporte;
pero aquí no existen barcas.

   Pacífica es Piedras Blancas,
para ser la Capital,
el pacifismo es un bien,
que nos ahuyenta del mal.

     Salinas es un encanto,
es todo tranquilidad,
que nos cubre con el manto
de la gran fraternidad.

     Aquí existen varias clases,
si hablamos de presumir;
los hay que miran muy alto,
y lo tengo que decir.

     Esto lo vemos a diario.
donde no existe humildad,
porque si existe un calvario,
es soberbia y vanidad.

     Los hay de varias carreras,
y de todos los colores,
y hay cientos de jubilados,
hartos ya de sinsabores.

     También los hay mutilados,
por exceso de accidentes;
y los hay, bien afiliados,
a partidos diferentes.

     Existen muchos chalets;
con fachadas muy vistosas;
que humillan al envidioso;
¡pero son así las cosas!

     Farmacias tenemos dos,
por ser un pueblo pequeño;
pero es regalo de Dios,
¡trabajemos con empeño!

     Las noches son muy tranquilas,
ya que no existe alboroto.
Hay quien se toma unas tilas;
pero no hay ni un vaso roto.

     No es pueblo de relaciones,
en cuanto a politiqueo.
Nadie pide explicaciones,
y así, se acabó el jaleo.

     Nunca hay malas relaciones,
en un pueblo pacifista.
Aquí, ni con vacaciones,
admitimos anarquistas.

Salinas 2008
Cecilio García Fernández

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