sábado, 6 de agosto de 2011

SALMO 96

(1)Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová toda la tierra. (2)Cantad a Jehová, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación (3) Proclamar entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas; (4) porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; temible sobre todos los dioses; (5) porque todos los dioses de los pueblos son ídolos. (7)Tributad a Dios, o familias de los pueblos. Dad a Dios la Gloría y el poder. (8) Dad a Dios la honra debida a su nombre. Traed ofrendas, y venid a sus atrios (9) Adorar a Jehová en la hermosura de su santidad. Temed delante de él, toda la tierra. (10) Decid entre las naciones: Jehová reina. También afirmó el mundo, no será conmovido. Juzgará a los pueblos en justicia (13) Delante de Dios que vino;  porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su Verdad.

 

   Hoy estamos viviendo, en el tiempo presente, maravilloso regalo de Dios, quien nos da un tiempo para cada cosa; tratemos de no despilfarrarlo. Minuto vivido, minuto que no vuelve, minuto olvidado. Del futuro no hablemos. ¿Qué somos nosotros para hablar del próximo minuto?

Vivimos afanados, intranquilos, nerviosos, acumulamos tensiones que van a influir en nuestro porvenir. Decimos constantemente que la vida es muy corta, que el estrés nos traiciona; pero no recurrimos, por medio de la oración -el único acto válido-  para pedir, clamar y recurrir a quien todo lo puede, para que solucione nuestros problemas. Orar es hablar con Dios directamente, por medio del único intermediario que existe, Jesús. No ofendamos a Dios repitiendo palabras vanas que “alguien” sacó de su manga para engañarnos y ofender a Dios  (Obra de Satanás). Si no conocemos la obra de Dios y sus mandatos, es imposible cumplir con su Palabra.

   Aprovechemos el momento actual de cada hora, de hoy, El ayer, ya pasó, el mañana está en sus manos. Lea las escrituras. Dios le habla por medio de ellas. Por medio de las escrituras, Dios habló al Jesús hombre, ya que Jesús fue hombre y Dios cien por cien. Como hombre caía en tentaciones, leía la Palabra y oraba. Como Dios todo lo sabía y todo lo podía.

Para estar en armonía con Dios, hay que conocer su Palabra y tratar de cumplirla. Conociéndola sabemos que hay que perdonar a nuestros enemigos, y ayudarlos como si fuesen amigos (Difícil, ¿verdad?) Jesús, desde la misma cruz, dijo refiriéndose a los soldados romanos que le torturaron y crucificaron: ¡Perdónales Señor; pues no saben lo que hacen! Luego, rezando rosario tras rosario ¿qué  es lo que estamos haciendo, además de perder el tiempo? Adorando a Satanás, ya que ponemos la fe en esculturas y no en el Creador, como él nos enseña.

   SALMO 115. (3) Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho.(4) Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres, (5) tienen boca; mas no hablan, tienen ojos, mas no ven; (6) orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; (7) manos tienen, mas no palpan; tienen píes, mas no andan, no hablan con su garganta; (8) semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos.

   Si la parte citada de este Salmo no os dice nada, tenéis la perdición asegurada. Conocer la Palabra de Dios es “imprescindible” para obtener la salvación.

SAN JUAN 5:((39) Escudriñar las escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. (40) y no queréis venir a mí para que no tengáis vida. (41) Gloria de los hombres no recibo. (42) Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.
   La fe jamás se debe de confundir con la emoción. Hay personas que emocionalmente son muy sensibles y derraman abundantes lágrimas ante una imagen de madera, que nada puede dar, ni recibir; pero la fe es la certeza de lo que se espera, es un don de Dios, mientras que las emociones las tenemos todos los seres humanos. Un comunista puede emocionarse ante un signo, como puede ser una bandera. La certeza de que existe Dios, y que creyendo en nuestro Señor Jesucristo,  como único intermediario, y Salvador, eso es fe, porque Jesús fue una realidad que nadie puede negar; mientras que creer en estampas y en imágenes es una ingenuidad tremenda, y si con esta verdad ofendo, os pido perdón.

    Yo soy la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre si no es por mí, - dijo Jesús, luego los "santos de barro, madera y metales, así como la salvación que -según el Vaticano- la dan ellos, es todo un negocio sucio. 


                                                                         Cecilio García Fernández



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